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Gloria González, supervisora de Enfermería, traslada una de las camas nuevas del servicio de hospitalización de daño cerebral. :: HENAR SASTRE
VALLADOLID

El Benito Menni de Valladolid abre la primera unidad de ingresos por daño cerebral de la región

ANA SANTIAGO

Lunes, 28 de junio 2010, 10:56

No sólo reciben un pronóstico nefasto sino que, tras sobrevivir en una UCI a una más que posible muerte y superar la fase aguda de un accidente de tráfico, un ictus o un difícil nacimiento, los pacientes y familiares no encuentran ni orientación ni apenas centros especializados. La atención al daño cerebral es una asignatura pendiente de la sanidad pública, escasamente cubierta además por la red privada. Los pacientes de Castilla y León son remitidos al Hospital Guzmán, de Cataluña, o al Aita Menni, de Mondragón (País Vasco). La distancia dificulta el contacto con la familia, fundamental para la recuperación, en una terapia que además dura meses.

El Hospital Benito Menni, especializado en psiquiatría, psicogeriatría y rehabilitación física y mental y perteneciente, como el citado de Mondragón, a la Congregación de Hermanas Hospitalarias, abrirá este verano la única Unidad de Daño Cerebral completa de Castilla y León. El Benito Menni ya puso en marcha en el 2003 la primera unidad ambulatoria, también en Valladolid, en la calle Amor de Dios. El servicio que presumiblemente entrará en funcionamiento en la primera quincena de julio, incorporará la atención ambulatoria, que desaparecerá por lo tanto de su actual ubicación, y abrirá la atención hospitalaria con 14 camas para ingresos. Estará además, junto a la de Valencia, especializada en niños, además de en adultos.

Ello supone que los pacientes con daño cerebral recibirán en el complejo una atención multidisciplinar y adaptada a cada caso individual. Rehabilitación física y cognitiva, fisioterapia, logopedia, recuperación de habilidades para la autonomía personal, como el aseo o el aprender a vestirse, constituyen la cartera de servicios de la unidad para dar respuesta al tratamiento de recuperación de media o larga estancia. Esta hospitalización es, por lo tanto, la que acoge al paciente una vez que, tras haber sido ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de un hospital general y haber superado la fase aguda, necesita rehabilitación en su más amplio sentido durante unos meses (suelen ser tres o cuatro pero también puede hasta superar el año), ingresados en un centro hospitalario. La terapia tiene continuidad en el tratamiento ambulatorio. Explica Rubén de la Fuente, gerente de los tres complejos que la congregación tiene en Castilla y León -el Benito Menni, de Valladolid; el San Luis, de Palencia, y Nuestra Señora de las Mercedes, en Burgos- que la congregación tiene «una larga experiencia no sólo en salud mental y problemas de conducta, sino en daño cerebral, con un modelo muy exigente en cuanto a cuidados muy personales y terapias individualizadas». Destaca que la unidad dispone una planta con la zona de ingresos, de 14 camas en 12 habitaciones, que se completa con una sala de terapia, el puesto de control y botiquín, comedor, sala de estar y de visitas. En la planta baja se sitúa la zona ambulatoria, con gimnasio para rehabilitación, seis despachos y dos salas de terapia. Toda la unidad, al igual que el resto del hospital dedicado a convalecencia, paliativos o geriatría, dispone de cuartos de baño adaptados y de habitaciones accesibles.

23 millones de euros

El hospital ya tiene 17 camas concertadas con Sacyl para rehabilitación y ha ofrecido a la Consejería de Sanidad los servicios de la nueva unidad, pero todavía no se ha establecido acuerdo alguno. Rubén de la Fuente destaca «que este tipo de centros de media y larga estancia, como el Benito Menni, son una clara solución para los casos que precisan atención social a la par que sanitaria porque, una vez superada la fase aguda tras una operación de traumatología o cualquier intervención que requiere después cuidados intermedios, resulta mucho más económico optar por estos cuidados».

El precio de la cama puede bajar de 300 ó 400 euros a los 90, de acuerdon con «los conciertos que tenemos actualmente, por lo que supone un ahorro para la sanidad pública, a la vez que una garantía de que los pacientes van a estar bien atendidos por equipos especializados». El Benito Menni tiene una plantilla de 150 trabajadores, los especialistas médicos -en Psiquiatría, Paliativos, Medicina Interna...- son propios y trabajan tanto para compañías de seguros como de forma privada. Este equipo se ha mantenido, explica su gerente, «pese a que las obras de ampliación y reestructuración del hospital suponen de forma temporal una reducción de la actividad». Por ello, añade, «de momento, no será necesario ampliar plantilla; en el futuro, según se incorporen nuevas fases de la obra y pasemos de las actuales 137 camas a 188 y, finalmente, a 250, el número de trabajadores crecerá a semejante ritmo».

«La congregación ha apostado por Valladolid y ha invertido 23 millones de euros para dar una atención especializada y, aunque es un mal momento, el peor por la crisis, también es el de la oportunidad, porque ofrecemos un servicio ya montado, con garantías y experiencia que, por su estructura de costes y por su modelo asistencial, permite abaratar la atención manteniendo la calidad», explica De la Fuente. En cuanto al volumen de pacientes que cada año se envían fuera de la comunidad por la falta de una unidad de estas características, De la Fuente explica que no es posible hacer un cálculo de actividad porque el movimiento de pacientes es fundamentalmente privado. La unidad ambulatoria trató el año pasado en Valladolid a 78 pacientes.

Reconstrucción

En la actualidad, el edificio está sometido a un proceso de reconstrucción integral para adaptarlo a la actual normativa sanitaria europea y ampliar sus servicios sanitarios para convertirse en un centro referente de la rehabilitación integral de enfermos. El resultado será un edificio con espacios diáfanos, luminoso, funcional y que facilite la movilidad y comodidad de los pacientes.

El objetivo es abrir el servicio por fases. La primera, este verano, con la primera área edificada, de 16.000 metros cuadrados, y culminar su última etapa de reformas el próximo año, con la puesta en marcha de otros 2.000 metros de instalaciones.

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