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Domingo, 16 de mayo 2010, 04:08
Sufrió un terrible accidente en el que alguien allegado murió y desde entonces no es capaz de conducir ni de subir a un coche; todo lo relacionado con el tráfico le produce una gran angustia y no logra superarlo. Podría ser un caso de estrés postraumático. El tratamiento tradicional para estos pacientes consistiría en trabajar su ansiedad y con sus emociones para conseguir que se enfrente a la situación controlándolas, mediante sesiones en el diván del psiquiatra en las que verbaliza sus sentimientos y se le hace visualizar la situación traumática a través de su imaginación. Otra posibilidad sería el tratamiento mediante situaciones reales, pero es algo muy costoso y prácticamente inviable reproducirlo.
Las nuevas tecnologías han venido a aliarse con la psiquiatría para ayudar a afectados y profesionales en el tratamiento de estrés postraumático, la ansiedad y ya está en proyecto su aplicación en el tratamiento de trastornos adaptativos.
El proyecto realidad virtual, denominado Emma, ha sido diseñado por la Universidad Jaume I de Castellón y Zamora es pionera en su aplicación. Desde hace dos años se utiliza en la red de Salud Mental, en la que intervienen la Unidad de Psiquiatría del Complejo Hospitalario, dirigida por Manuel Franco, y los Servicios Sociales; en este caso, la Fundación Intras.
Para los profanos, el sistema tiene similitudes con aquel programa televisivo titulado 'La Caja'. El espacio físico donde se aplica es, efectivamente, un cuarto oscuro, con un ordenador y una pantalla panorámica en la que se proyectan imágenes en 3D. Incluye las gafas apropiadas para ver en tres dimensiones. Ello permite «que la persona quede inmersa en la situación y que ésta sea lo más real posible, que lo viva como si fuera de verdad», explica Victoria de Vena, psicóloga de la Fundación Intras.
Para que las emociones de la persona afectada afloren, el sistema dispone de cinco escenarios básicos: uno de praderas verdes, asociado a la alegría; una playa, que representa el relax; paisaje de nieve, que simboliza la soledad y también la melancolía o la tristeza; un paisaje desértico, de tonos rojizos, que evoca el cañón del Colorado o, más próximo, las barranqueras de Toro, y que representa la ira, y un a modo de muro de zarzas, que representa la ansiedad.
Sobre estos escenarios, que cobran vida con sonidos de oleaje, de gaviotas, de pájaros, incluso con tormentas y llegan a simular terremotos, «la persona afectada puede revivir la experiencia traumática que le causó el problema repetidas veces y en diferentes grados de intensidad hasta que pueda afrontarla con normalidad», indica la psicóloga. El procedimiento se sirve, además, de un fichero de imágenes determinadas, como pueden ser de un accidente, lugares o edificios, que acercan al usuario a la causa que le afecta. Los mismos pacientes pueden traer sus propias imágenes para trabajar más específicamente el problema. Así, alguien con ansiedad causada por el trabajo y que además vive cerca de su puesto y lo ve desde su propia casa, puede aportar imágenes del edificio «que le angustia». O quien sufre un trastorno adaptativo por un duelo complicado puede traer a la terapia fotos de la persona allegada para que le ayuden de forma más efectiva a superar el luto.
Entorno seguro
Tal como expone Victoria de Vena, el tratamiento se creó para el estrés postraumático, porque se constató que lo mejor para superarlo era exponer a la persona a la situación que le ha hecho daño, y era difícil conseguir la misma situación para el tratamiento o al afectado le costaba mucho recrearla o revivirla en su imaginación. «La realidad virtual consigue crear esa situación en un entorno seguro y controlado, que el paciente pueda enfrentarse a ella sin factores ambientales ajenos que dificulten la terapia».
Alrededor de una veintena de personas han seguido esta terapia, además e otras que han acudido a sesiones de forma ocasional por recomendación de la Unidad de Salud Mental, combinada con métodos tradicionales.
Seis terapeutas se encargan del tratamiento, que tiene una duración media de seis-ocho sesiones. La ventaja, afirma la psicóloga, es que el procedimiento es más eficaz y más rápido.
Sistema combinado
El sistema se amplia ahora a los trastornos adaptativos, como puede ser el estrés y la ansiedad ante un cambio de ciudad, un divorcio o un duelo complicado, combinando la realidad virtual con la terapia tradicional, y se estudian los resultados para determinar cuál es más eficaz.
El siguiente paso, que ya está en estudio en la red de Salud Mental, es la aplicación de este sistema en el tratamiento de determinado tipo de fobias, como agorafobia (miedo y angustia a los espacios abiertos, a salir de casa) o claustrofobia (miedo a los espacios cerrados), indica la psicóloga.
Salamanca podría ser la siguiente provincia de la comunidad en la que se implante este novedoso proyecto experimentado en Zamora. Allí ya se ha presentado la propuesta al hospital, como adelanta Victoria de Vena.
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