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JAVIER PÉREZ ANDRÉS
Viernes, 14 de mayo 2010, 03:17
I sidro heredó de su padre el respeto a la tierra que le vio nacer. El agricultor berciano Nemesio Fernández le abrió un camino vinculado siempre al ciclo vegetativo de los árboles frutales y, en especial, a uno de los cultivos leñosos de mayor raigambre cultural berciana: la viña. Tal vez sea el motivo por el que el joven enólogo se haya convertido en uno de los exponentes actuales más nítidos en el tratamiento de la uva mencía destinada a elaborar vinos de fuerte personalidad, avalados por los prescriptores más importantes de la crítica internacional. Un proyecto así nos traslada a un escenario donde la viticultura es el factor fundamental de esta familia berciana. La visita a sus viñedos en Valtuille de Arriba demuestra con toda claridad el significado de la vid en el proyecto de la bodega Casar de Burbia. Mencía por todos los frentes, pagos y casares. Entre ellos, los más legendarios de la olla berciana, Sapita, Valdepiñe y la Valdaiga, en el entorno de la bucólica casita de los tres pinos.
El Camino de Santiago cruza sus viñedos. El peregrino forma parte del paisaje durante todo el ciclo vegetativo. En el llano, en la tierra de Carracedelo, la bodega de elaboración y crianza. Escoltada por manzanos, perales y huertas. La expresión vegetal del Bierzo. La pasión del joven Isidro -su primera hija se llama Mencía- brota en todos sus argumentos. Los visitantes, profesionales o aficionados, que tienen la suerte de catar sus vinos y pisar sus vidueños no olvidan fácilmente una bella lección de cultura del vino.
Uno de sus tintos, Hombros, será protagonista en la mesa de los Micrófonos de Oro. De ahí que Nemesio e Isidro, en un rasgo de afecto a Luis del Olmo, nos propongan en las próximas semanas poder visitar su bodega, catar sus vinos, pasear por sus viñas impregnadas de cultura jacobea y visitar un templo de la historia de la radio española, el Museo de la Radio, situado en la ponferradina Casa de los Escudos. Sin duda, una variante del enoturismo que funde taninos y ondas en un escenario que nunca defrauda: El Bierzo. Los célebres tintos Casar de Burbia, Hombros y los no menos apreciados Tebaidas serán los anfitriones sensoriales de la visita. No abundan proyectos de este calibre en el disparatado mundo del vino actual. Una familia que ha hecho de la viticultura y del vino un mensaje de su tierra.
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