Librepensadora
RAMÓN GARCÍA
Domingo, 2 de mayo 2010, 03:07
Ayer, 1 de mayo, fue el Día del Trabajo y de los trabajadores. Y hoy, domingo, primero de mayo, es el Día de la Madre. Y como mi mamá Julia, queridísimo Diario, es Madre y trabajadora, hoy voy a escribir sobre ella. ¡No sabes tú las ganas que tenía de hablar de mi mamá Julia y contarte cosas de lo que hace y de lo requetesuperguay que es! Pero como en mi casa ya sabes que no celebramos los días del padre ni de la madre, porque mi papá Alfredo dice que son un invento del Corte Inglés, de las floristerías y del consumismo, pues fue ayer, Día del Trabajo, cuando le regalé a mi mamá un ramillete de amapolas rojas y de margaritas blancas.
-Toma -le dije-, por ser la mejor trabajadora de Castilla y León , de España y del universo.
De las margaritas no tardé mucho en reunir un buen puñado, pero las amapolas están este año más tardonas y no sabes tú, querido Di, lo que me costó encontrar once, no pasé de once. A mi mamá Julia le encantó mi ramo de flores silvestres, anda que no. Y a mi papá Alfredo ni te cuento, porque dice que las flores de las floristerías, las rosas, los claveles y todo eso, son flores domesticadas, reaccionarias y de derechas, mientras que las flores silvestres son flores libres, progresistas y de izquierdas. ¡Hala, él siempre a lo suyo, es como un moli-moli, como le llama su madre, mi abuela Teresa!
¿Y sabes que mi mamá Julia no tiene madre? No lo había contado hasta ahora, ya lo sé, pero se le murió cuando ella acababa de cumplir veinte años, figúrate qué «puñalada trapera», así mismo dice mi mamá Julia. Por eso no conocí yo a mi abuela Inés. Aunque en las fotos es tan guapa como mi mamá, y tiene una sonrisa de las que hipnotizan. Mi papá Alfredo se enamoró de mi mamá por su sonrisa de «sol radiante», así mismo se lo oído decir algunas veces, menudo piropo ¿a que sí?, ya me gustaría a mí que Fonsito Martínez dijese lo mismo de mi sonrisa.
Mi mamá Julia es profesora de Infantil, bueno, maestra de Infantil, que es como le gusta llamarse ella a sí misma. Y los niños la adoran. El otro día le contó una mamá que su niño de cinco años le había dicho que quería a su seño -a mi mamá Julia- más que a Bob Esponja. «¡Y eso que yo creo que quiere a Bob Esponja más que a mí!», añadió la mamá riéndose. A mi mamá Julia le gusta su trabajo a rabiar. Pero se pone superfuriosa porque dice que la sociedad se gasta más dinero en futbolistas que en maestros. «¡Y así vamos de culo!», grita algunas veces. Pero escucha esto, querido Di: tú ya sabes que mi papá Alfredo es que izquierdas, ¿no?, no para de pregonarlo. Pues mi mamá Julia ¿sabes lo que dice que es? Librepensadora, ¿tú habías oído alguna vez esa palabra? Se la suele soltar a mi papá cuando él anda con que si la derecha o si la izquierda.
-Pues yo no pienso ni con la mano derecha ni con la mano izquierda, yo pienso con la cabeza, que para eso la tenemos. ¡Soy librepensadora! (A saber qué será eso, querido Di, pero yo también quiero ser como mi mamá Julia, ya está. ¡Sin dejar de ser zurda, por supuestísimo!)
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