El Lago de los Cisnes, en el Calderón, hasta el domingo
El ballet de Tchaikovsky vuelve a escena de la mano del Corella Ballet
FERNANDO HERRERO
Viernes, 26 de febrero 2010, 20:09
Esta tarde a las 20.30 tendrá lugar la tercera representación de El Lago de los Cisnes en el Teatro Calderón de Valladolid. El ballet de Tchaikovsky se representará en este mismo horario hasta el sábado y el domingo una vez más a las 19.30 horas. El precio de las entradas oscila entre los 15 y los 35 euros.
Un clásico con nuevo brillo
Todo un acontecimiento. Un estreno mundial de una obra superclasica, quizás el ballet mas conocido, incluso por aquellos a los que no les gusta el ballet, con Orquesta en directo y la presentación en Valladolid del total de la compañía de Ángel Corella. La coreografía de Angel es tal como él dice modestamente "una adaptación personal de las clásicas" que se nota sobre todo en la supresión de muchas partes pantomimicas, de esas que lastran las producciones de los ballets mas conocidos. Danza, sobre todo danza. La cuarentena de miembros del Corella Ballet Castilla y León dio una lección de cómo bailar con alegría, superando las lógicas imperfecciones de un debut. Predominó el buen gusto, la musicalidad, la concepción de la danza como una entrega espiritual.
Los cuatro actos de "El lago de los cisnes" son diversos, el segundo es el más conocido, no solo por la música sino por una coreografía elegantísima en la que interviene todo el cuerpo de baile femenino y a la que Angel Corella ha añadido unos sutiles movimientos que la hacen mas dinámica. El primer acto, que resulta el más difícil, tuvo una ejecución casi perfecta sobresaliendo el paso a tres, el momento más espectacular. En el tercer acto el famoso paso a dos del cisne negro fue sensacional y en el último la poesía de los cuerpos de las bailarinas en el suelo despierta la emoción que continua en ese final trágico, pero en cierta forma esperanzador. El argumento artificioso de esta obra maestra solo puede superarse desde una visión interpretativa que no se limite a la pura técnica.
Uno de los puntos positivos es la magnifica escenografia, en la que los telones pintados alternan con edificaciones mas sólidas y proyecciones. Sobre todo se ha conseguido la atmósfera precisa en los actos segundo y cuarto, ese lago que se vislumbra oscuro y misterioso. Extraordinario el vestuario, muy variado y original, manteniendo, eso si, los tutus que en esta obra son indispensables.
La presencia de una Orquesta en directo da otra dimensión al ballet y permite que respiren a la vez los músicos y los intérpretes. La Orquesta de Kiev no es precisamente una primera división pero cumplió con su cometido, sobre todo por el idiomatismo tan importante para obras de estas características. Se nota el trabajo que ha realizado Angel Corella con estos intérpretes, algunos de fama internacional y otros jóvenes que se han incorporado al cuerpo de baile y que tienen muy buenas condiciones. Es difícil citar a todos, pero resulta necesario hacerlo de la pareja protagonista. Un argentino y una cubana. Hernán Cornejo tiene una elegancia innata que se muestra en los momentos en que no se exige una técnica corporal extraordinaria, pero también en ese paso a dos del tercer acto demostró sus cualidades físicas, en sus volteos, sus saltos y su forma de actuar de portor de Adirais Almeyda. Esta es una bailarina sensacional. Su juego de brazos, aquí se nota la escuela de Alicia Alonso, es prodigiosa y su interpretación en el doble papel de Odette y Odile consigue, en gestos y actitudes, marcar diferencias. Quiero citar también a Fernando Bufalá que hizo un espectacular Benno.
En pocos días he podido asistir a dos ballets interesantísimos, el de Nacho Duato y este que ahora comento. Los dos deben continuar con ayuda institucional. No podemos permitirnos que talentos de los que no abundan se pierdan. El público que abarrotaba el Calderón aplaudió con muchísima fuerza reconociendo el esfuerzo realizado.
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