Savia nueva para la Iglesia segoviana
Dos jóvenes de la provincia estudian en el Seminario Mayor de Salamanca para ser sacerdotes en una sociedad cada vez más secularizada en la que escasean las vocaciones religiosas
En un momento como el actual en el que una parte importante de la juventud vive de espaldas a la Iglesia resulta llamativo que dos jóvenes segovianos hayan dado un paso al frente dejándolo todo para entrar en el seminario y prepararse para ejercer el sacerdocio. Antonio del Pozo tiene 20 años y en 2017 ingresó en el Seminario Menor de Segovia junto a otros cinco jóvenes de los que solo él ha continuado por este camino. Posteriormente fue al Seminario de Getafe hasta que en 2023 comenzó los estudios en el Seminario Mayor de Salamanca. Es de Samboal, donde colaboraba en la parroquia como monaguillo ayudando al párroco que le planteó que se había abierto de nuevo el Seminario Menor y que podría ir allí, «después de informarme y hablarlo en casa decidí entrar a los 12 años con el apoyo de mis padres». En un principio destaca que le costó dar ese paso ya que sentía que «era como perder mi libertad porque tenía otra idea mi vida, quería tener una familia, ser ingeniero aeroespacial, y me costaba dejarlo». A pesar de esas dudas, destaca que no se arrepiente de su decisión porque «lo hice libremente y esto era lo que llenaba de verdad».
Víctor Palomo tiene 19 años y en el 2024 comenzó los estudios en el Seminario de Salamanca con un curso preparatorio antes de pasar a primero de Teología. Es de San Cristóbal de Segovia, donde llevaba una vida similar a la de cualquier joven de su edad: estudiaba, jugaba al fútbol y salía de fiesta a divertirse como otros chicos. Una serie de vivencias personales le llevaron a tomar esta decisión que en principio no resultó comprensible para su entorno. Con apenas siete años se le diagnosticó un cáncer del que se recuperó «tras encomendarse a la Virgen de la Fuencisla» lo que le llevó «a iniciar su vida de fe». Al terminar la ESO empezó a plantearse su posible vocación, aunque «en un primer momento iba dando largas, hasta que en las fiestas de la Virgen del Rosario de San Cristóbal del 2023, después de darlo todo, sentí que estaba llamado para algo más y en ese curso me lo empecé a plantear seriamente y decidí entrar al seminario al terminar 2º de Bachillerato».
Víctor no pasó por el Seminario Menor de Segovia. Estudió en el Andrés Laguna y en el último curso ya tenía claro su camino. En su círculo de amigos algunos no comprendían esa decisión y «en un principio querían quitarme la idea de la cabeza, pero luego lo fueron aceptando bien y actualmente hay muchos que me están acompañando y son un apoyo». Si a muchos adultos les cuesta expresar públicamente sus opiniones o sus creencias por miedo al señalamiento, esto resulta más notorio en plena adolescencia y no resulta nada fácil ir a contracorriente, aunque destaca que no sintió rechazo por parte de su grupo de amigos, aunque «cuando empecé a decir en el instituto que iba a entrar en el seminario les chocaba que yo fuera a ir allí por la vida que había llevado hasta entonces».
En el caso de Antonio, destaca que «aunque estaba muy cercano a la Iglesia desde siempre, los amigos del pueblo no se esperaban que con 12 años me fuera al seminario». A este joven de Samboal siempre le ha gustado mucho la música y aunque cuando estuvo en el Seminario de Getafe tuvo que dejar las clases de dulzaina, «nunca he abandonado la música y la sigo practicando».
«En un principio, mis amigos querían quitarme la idea de la cabeza, pero luego lo fueron aceptando»
Víctor también ha tenido que renunciar a su idea de vida que pasaba inicialmente por formar una familia y estudiar ADE, Derecho o Ciencias Políticas. Ha decidido dejarlo todo por su vocación sacerdotal, pero considera que «vale la pena». Sobre el cambio que ha supuesto esta decisión en su vida, no cree que esto haya afectado a la relación con sus amistades, aunque destaca que «puede haber cambiado en cierto sentido porque ahora no podemos vernos tanto como antes». Lo que sí que tiene claro en este nuevo camino que ha emprendido es que «estoy viendo verdaderamente a mis amigos, ya que te das cuenta de quiénes están en los momentos de dificultad».
Estos dos seminaristas segovianos están estudiando entre semana en Salamanca junto a otros quince jóvenes del sur de Castilla y León y del norte de Extremadura que mayoritariamente son de su misma edad. Los viernes vienen a Segovia alojándose en el Seminario Menor tres de los cuatro fines de semana al mes para realizar distintas labores de apoyo a las parroquias, dejando uno para estar con su familia.
En el Seminario de Salamanca, el día comienza a las 7:30 con las oraciones en la capilla antes del desayuno para marchar luego camino de la Universidad Pontificia situada en el centro de la ciudad, donde dan clase desde las 9 de la mañana hasta las 14. Después de comer, la tarde está dedicada al estudio, aunque Víctor Palomo destaca que saca tiempo para practicar deporte que es una de sus aficiones, recordando su etapa en las categorías inferiores del CD San Cristóbal. Por su parte, Antonio del Pozo suele dedicar su tiempo libre a la lectura y la música.
Generación Z
Forman parte de la llamada Generación Z, la que ha crecido en la era de las nuevas tecnologías, algo a lo que no son ajenos. Ambos tienen redes sociales, aunque intentan no estar enganchados sino «hacer un buen uso y que el móvil sea una herramienta que no nos controle a nosotros y que también sirva para evangelizar», manifiesta Víctor. Consideran que se pueden llegar a otros jóvenes a través de ellas «dando a conocer lo que se hace en el seminario, no somos gente rara, sino que también somos jóvenes con inquietudes como ellos, y debemos acudir a los espacios donde ellos se encuentran», indica Antonio.
Ven a la gente de su edad con un punto de esperanza, pero también les «entristece ciertas realidades porque vivimos en un mundo en el que muchas personas tienen un vacío y eso se debe en parte a que no encuentra a Dios en sus corazones». Víctor destaca ha intentado llenar su vida «con la fiesta, el alcohol, las chicas…, pero hay un momento en el que te das cuenta de que eso verdaderamente no te está llenando porque cuando pasa, te sientes totalmente vacío y se te cae todo encima».
2024: La última ordenación
Alberto Janusz Kasprzykowski Esteban ha sido el último sacerdote ordenado en Segovia en una ceremonia que tuvo lugar el 29 de junio de 2024 cuando contaba con 28 años. Comenzó en el Seminario menor en familia hasta que al acabar Bachillerato se trasladó a Salamanca donde estudió Física en la USAL. Destaca que sus amigos «sabían que era creyente y que participa en grupos de catequesis y demás, pero en el entorno de la carrera de Física no suele haber muchos creyentes por lo que muchos se sorprendieron de su decisión posterior». Tras acabar la carrera continuó en la ciudad charra estudiando en el Seminario Mayor.
No hay mucha diferencia de edad respecto a los dos seminaristas y a otros jóvenes que forman parte de la Pastoral Juvenil, por lo que mantiene en algunos casos «una relación de amistad, saben que pueden contar conmigo para hablar sobre temas que les preocupan». Conecta con la gente joven al ser de la misma generación, «no me ven solo en el entorno de las celebraciones religiosas sino interactuando con ellos en otras actividades para potenciar el lado más humano».
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A Alberto Janusz le gusta practicar senderismo y la lectura. Recientemente ha sido nombrado formador del Seminario Menor y está trabajando en el Plan Vocacional Pastoral con distintas actividades que no están solo enfocadas a las vocaciones sacerdotales, sino para potenciar la vida laical comprometida de los cristianos. Para llevarlo a cabo tiene previsto visitar los distintos arciprestazgos de la provincia, a los institutos durante las clases de religión y también tiene otras ideas dirigidas a los estudiantes que este curso tienen hacer la PAU para mantener un encuentro tras acabar los exámenes.
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