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Una de las fotografías que Marcos ha realizado en La Palma. EDUARDO MARCOS QUEVEDO

Un fotógrafo segoviano: «Junto al volcán notas cómo ruge la naturaleza»

Eduardo Marcos cuenta su experiencia durante su estancia en La Palma, donde pudo fotografiar la erupción del Cumbre Vieja

Mónica Rico

Cuéllar

Jueves, 21 de octubre 2021, 14:00

El cuellarano Eduardo Marcos Quevedo, fotógrafo especializado en paisaje, viajó hace unos días a La Palma, donde pudo visitar la que él denomina «La bestia» de Cumbre Vieja, el volcán que se encuentra en erupción desde hace varias semanas. Realizó su viaje dentro de su trabajo ocasional como guía fotográfico para la agencia leonesa Wildwatching Spain, con la que viajaron nueve personas más y otro compañero guía fotográfico.

Antes de narrar su experiencia en la Isla Bonita, Marcos quiere aclarar que su objetivo como fotógrafos no era otro que documentar el volcán a través de fotografías. «Este fenómeno tan extraordinario de la naturaleza tiene una gran belleza y plasticidad digna de ser fotografiada». Todo ello lo hicieron «con el más absoluto respeto y solidaridad con las personas afectadas», apunta.

Marcos detalla cómo cerca del 90% de la isla «hace su vida de manera normal», aunque se ha visto muy afectada desde el punto de vista turístico, debido al miedo de los potenciales visitantes que buscan otros destinos. Marcos destaca cómo «la isla es totalmente segura» y apunta a que las autoridades 'invitan' a que el flujo turístico habitual siga acudiendo a la isla para que la actividad económica no cese por completo. «Los restaurantes, los alojamientos, el comercio, los colegios, las empresas que no están afectadas directamente por la erupción del volcán, continúan con su actividad cotidiana».

Respecto a sus sensaciones, el fotógrafo dice que, a pesar de seguir la evolución del volcán a diario a través de los medios, «hasta que no estás en el lugar no te das cuenta de la magnitud de este fenómeno natural». Apunta que puedes tener una idea general de lo que está sucediendo, «pero la percepción 'in situ' es sobrecogedora. Sientes como la naturaleza habla fuerte, ruge y en seguida percibes que eres como un grano de arena en el desierto».

Su grupo se alojó en la capital, Santa Cruz de La Palma. Llegaron por la tarde y se encontraban a media hora del primer lugar desde donde se divisa ya el volcán. «Cuando llegamos solo vimos dos enormes columnas de humo que ascendían en vertical», detalla. «Todavía era de día y apenas distinguíamos las explosiones verticales de lava, pero lo que no pasa desapercibido es el bronco y fuerte rugido de la 'bestia'», y que inicialmente es lo que más le sorprendió e impactó.

A medida que atardece, la luz ambiente se oscurece y es cuando se empiezan a distinguir claramente las explosiones y fogonazos de lava. «El volcán va expulsando lava desde sus entrañas. A pesar de que estamos situados a unos tres kilómetros de distancia parece que lo tenemos encima. Aparece el sentimiento de insignificancia como ser humano ante la fuerza de la naturaleza», cuenta, al mismo tiempo que aparecen las dos caras del volcán, la belleza y la tragedia. «Si giras la cabeza hacia el flujo de lava (algo inevitable), ves como esta avanza de manera imparable en su curso hacia el mar y arrasando todo lo que encuentra a su paso. Aparecen inevitablemente los sentimientos encontrados».

La belleza del volcán se acentúa según va entrando la noche, según explica Marcos, con su visión de fotógrafo. «Se mezcla el naranja intenso de la lava del volcán con el fondo azul del cielo». Sin embargo, es durante la noche cerrada «cuando entras en el bucle hipnótico de contemplar y escuchar la constancia de las explosiones y expulsiones de lava. No puedes apartar la mirada y admirar este espectáculo tan sobrecogedor. Ver como avanzan los ríos de lava y escuchar como ruge la tierra con tanta fuerza de manera constante es algo realmente impactante».

Al mismo tiempo apunta que es desolador observar cómo esos ríos de lava arrasan todo a su paso. «Sientes impotencia ante la fuerza de la naturaleza», asegura. Durante su viaje también hablaron con algunos palmeros «que lógicamente no tienen la misma manera de ver las cosas que nosotros», asegura, detallando que la mirada de los fotógrafos «es de ilusión por visualizar y fotografiar el volcán, y de gran respeto hacia todos los afectados», pero la de los palmeros es muy distinta. «En cada zona de avance de la lava ven como ésta va arrastrando alguna vena de su corazón. Piensan en sus familiares, vecinos, conocidos o no conocidos que han sido afectados por 'la bestia natural'».

Durante el resto de días, el grupo visitó diferentes zonas desde donde fotografiar el volcán, siempre respetando las zonas de exclusión y siguiendo las indicaciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Aprovecharon durante el día para hacer turismo y visitar algunos de los lugares de interés de la Isla Bonita. Algunos de los trabajos que realizó en esas jornadas se pueden ver en su web www.eduardomarcos.es, y en sus redes sociales. Eduardo Marcos espera que su experiencia ayude y anime a la gente a visitar La Palma. «Ahora más que nunca se necesita la ayuda de todos».

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