Isabel Coixet cierra el Hay Festival: «He pagado un precio exagerado por decir lo que pienso»

La directora de cine Isabel Coixet cree que ha pagado un «precio exagerado», a lo largo de su trayectoria, por decir lo que piensa, en concreto sobre el conflicto independentista catalán.

Coixet clausuró con su intervención de anoche la decimoquinta edición del Hay Festival, marcada por las medidas de seguridad anticovid y los aforos restringidos. Ella llenó el suyo, en el teatro Juan Bravo de Segovia, un día después de recibir el Premio Nacional de Cinematografía 2020. Durante una conversación con el periodista y escritor Jesús Ruiz Mantilla, Coixet repasó su trayectoria, parte de la cual ha estado marcada por la crítica.

«Yo he pagado un precio exagerado por decir lo que pienso», afirmó la directora catalana, en una referencia velada al conflicto catalán independentista, que su interlocutor acabó por nombrar expresamente.

Sin querer entrar en un análisis más profundo de la cuestión, Coixet se limitó a opinar que el mundo «es un barco que va a la deriva» total. «Europa va a la deriva, España es otra deriva y encima, dentro de España, hay otra deriva», añadió.

Preguntada sobre si este clima de tensión se ha visto acentuado por influencia de las redes sociales, Isabel Coixet dijo que, con ellas, las personas se enteran más de «las cosas malas». «Me planteo que sería bueno que todos lo dejáramos, porque las cosas buenas que ofrece, como la conexión de unos con otros, están eclipsadas por las cosas horribles que trae», señaló.

Coixet se definió como una 'rara avis' dentro del cine español «que ha ido siempre bastante por libre». Y no me quejo de que no podamos hacer reuniones de más de diez personas porque una de cuatro ya me parece excesiva», afirmó.

A la artista le llegó el éxito internacional con la película 'Mi vida sin mí' (2003), basada en un relato corto de la escritora norteamericana Nanci Kincaid, que le valió su primer Goya y antecedió a 'La vida secreta de las palabras' (2005).

Antes de eso había firmado el largometraje 'Demasiado viejo para morir joven' (1988), la cual, ha recordado durante la charla de ayer, fue destruida por la crítica en un primer momento.

Sobre su estilo propio, la directora defendió que esta actitud es la mejor para hacer cine porque, aunque quizá así no se llegue a un público masivo, los que sí lo ven a menudo «conectan» con lo que quiere contar el creador.

«No hay nada más triste que un director que hace una película que no le convence mucho en aras de la comerciabilidad y luego no va nadie» manifestó.

La cineasta expresó llevar «un callo importante» a la hora de recibir malos comentarios porque de pequeña ya se metían mucho con ella porque era «gordita», tenía gafas y flequillo y era una «rata sabia», lo cual «no sentaba bien».

Quizá por ello, reflexionó la directora, a lo largo de su vida como artista, que comenzó como «una chica de Barcelona que quería hacer cine por encima de todas las cosas», siempre se ha movido «entre una baja autoestima y un creer, exageradamente, que lo podía conseguir».

Con la intervención de Coixet terminó esta rara edición del Hay Festival. El balance es bueno, pues ha conseguido saldar su compromiso con el público, que ha respondido.