El arreglo de la ribera del Eresma tras los daños de la riada costará 176.800 euros

Paralelamente, la Concejalía de Obras y Servicios, dirigida por Miguel Merino, acomete desde esta semana la restauración del puente de la Alameda, muy dañado por aquella riada. Ha habido que esperar a que el caudal del río facilitara la entrada de las máquinas, pero la obra, que cuenta con un presupuesto de 46.800 euros, ya está en marcha.

Un paseo por la Alameda del Parral permite repasar las actuaciones que se han ejecutado o se encuentran en ejecución. Devolver a la zona la dignidad que merece es el objetivo.

Desde finales de agosto, la Concejalía de Medio Ambiente acomete la restauración de la senda existente entre los Molinos y el azud de La Perla y el Portalejo, aguas abajo del puente de San Lorenzo. La obra consiste en la colocación de pasos de madera y piedra en la zona más deteriorada por la riada.

Aunque no sufrieron el azote de la avenida de diciembre, Medio Ambiente ha reparado las deficiencias detectadas en las cuatro pasarelas de madera que permiten a los viandantes cruzar el río, situadas al final de la calle Camino de la Presa, junto a la fábrica de borra, en la pradera de San Marcos y pasada la Fuencisla, muy cerca del ventorro de San Pedro Abanto. El objetivo, explica Galindo, es mejorar estas estructuras y evitar deterioros irreversibles. Concretamente, se ha lijado toda la estructura, también las partes metálicas, se han limpiado los pasamanos y se han aplicado barnices de poro abierto. La eliminación de musgos y restos de madera de suelo, la aplicación de aceite de teca y el lijado y la limpieza de rodapiés entre las barandillas y el suelo completan la restauración de los cuatro puentes. En la pasarela de San Marcos, la más antigua de todas, se ha realizado un tratamiento íntegro de la madera, muy afectada por la humedad propia de esta zona de umbría.

Es la estructura más dañada por la riada de diciembre. El puente de la Alameda del Parral ha permanecido cerrado desde entonces, a la espera del descenso del caudal. Por fin, las obras han podido comenzar esta misma semana, y son complejas, según el concejal de Obras y Servicios, Miguel Merino. «Se actuó de manera urgente para consolidar y proteger los tajamares y los pilares, pero no se pudo hacer más. Ahora se ha procedido a limpiar el ojo izquierdo para poder desviar por ahí el agua e intervenir en el tajamar. Luego se repararán los pilares dañados y se repondrá toda la mampostería desprendida. Algunas partes las hemos podido recuperar; otras no quedará más remedio que reponerlas para que el puente, estéticamente, vuelva a tener el aspecto que tenía», explica Merino. Este puente de la Alameda puede ser de origen medieval, aunque no hay estudio alguno que lo corrobore.

Quienes paseen estos días por el Eresma verán que el río no presenta su aspecto habitual. Los operarios están trabajando dentro del mismo cauce en la reparación de las escolleras, ese dique de defensa que todo río debe tener para evitar la acometida del agua en la medida de lo posible. La Concejalía de Medio Ambiente acordó con la Confederación Hidrográfica del Duero la conveniencia de intervenir en determinados puntos del cauce y los procedimientos más adecuados para hacerlo. La restauración de las escolleras que delimitan el cauce del Eresma a su paso por la alameda del Parral, muy dañadas por la violencia con la que el río bajó en diciembre, es una de las actuaciones más importantes que ahora se están ejecutando, precisamente porque el bajo nivel del agua lo permite. La obra está implicando un movimiento de tierras que no pasa inadvertido para los que acostumbran a caminar por la zona.

La riada ocasionó graves destrozos en los caminos que discurren en paralelo al río entre los barrios de San Lorenzo y San Marcos. En junio, el Ayuntamiento aprovechó la llegada del buen tiempo para acometer las reparaciones necesarias. La obra ha abarcado un tramo de más de kilómetro y medio de sendas que tienen una anchura media de entre dos metros y medio y tres. «Esta intervención se ha realizado en diferentes tramos (la Casa de la Moneda, el puente Castellana, el puente de la Fuencisla, la Alameda del Parral...) y ha consistido en la limpieza, el laboreo y la eliminación de residuos, el aporte de zahorras y de jabres y la reposición de algunas de las losas de granito», puntualiza el concejal de Medio Ambiente, Ángel Galindo.

Apenas habían transcurrido unas semanas de los destrozos cuando el Ayuntamiento emprendió, por la vía de urgencia, la reconstrucción de este muro de defensa del camino y del colector de aguas residuales situado junto al puente de la Moneda, en la margen derecha del río, enfrente del Real Ingenio. La fuerza del agua causó en la construcción daños severos que hubo que reparar con urgencia, pues el muro contiene el empuje del río a la salida del azud de la Moneda, delimita el paseo principal –muy frecuentado– de la ribera que une la Alameda del Parral con San Marcos y protege el colector general del lado norte de la ciudad que discurre en paralelo a la margen derecha del Eresma. La avenida, que desmoronó el muro, afectó a un tramo de veinticinco metros. A día de hoy, está subsanado.

También está concluida, desde hace algunos días, la limpieza del azud de San Marcos aguas arriba. Esta es una de las intervenciones que llevaba tiempo tramitándose y que fue preciso acordar con la Confederación Hidrográfica del Duero, al igual que la restauración de las escolleras. El concejal aclara que la intervención en los cauces sobre los bancos de arena, grava y canto rodado es «delicada» e incluso «contraproducente» e «inútil», solo aconsejable cuando está en riesgo el funcionamiento de determinadas infraestructuras, como es el caso del azud de San Marcos.