Nueve años y medio de prisión para el abuelo que abusó sexualmente de sus nietos

La Audiencia Provincial de Segovia ha condenado a Rafael A.R., de 67 años, a nueve años y medio de prisión por haber abusado sexualmente de sus nietos, una niña de ocho y un niño de cinco en el momento de los hechos. Además, el abuelo no podrá acercarse a ambos a una distancia inferior a los 500 metros, así como comunicar con ellos por cualquier medio, por un periodo de diez años, y tendrá que indemnizar a los progenitores de los menores con 18.000 euros por el daño moral causado.

De la prueba practicada durante el juicio oral resulta probado que el acusado, con el ánimno de satisfacer su apetito sexual y sus deseos libidinosos, y valiéndose de la condición de abuelo, abusó de sus nietos en varias ocasiones. Los hechos se remontan al mes de marzo de 2012, cuando Rafael A.R. pidió a su nieta, que entonces tenía ocho años, que lo acompañara a una sala que usaba como trastero de la casa, donde reclamó su atención diciéndole: «Ven, tengo una sorpresa para ti», a cambio de que le tocase el pene, «procediendo el acusado a bajarse los pantalones y calzoncillos, y la menor a tocar el miembro, realizando fotos de la menor, después de estos hechos, con los pantalones bajados», según recoge la sentencia. Este proceder se repitió dos veces más durante el verano de aquel año. Cuando veía satisfechos sus deseos, el abuelo siempre insistía a la niña en que aquello era un secreto entre los dos, que no se lo debía decir a nadie.

Al año siguiente, alrededor del mes de noviembre, durante un viaje de los padres de la menor a Granada, aprovechando que la niña y su hermano se encontraban en su casa, el acusado volvió a requerir a su nieta para que se acercara a la furgoneta aparcada en el garaje, pues allí tenía un juguete para ella. La menor accedió y el abuelo consiguió que la niña se bajara los pantalones, «aprovechando el acusado para chuparle la vulva». Acto seguido, en el asiento delantero, el abuelo rozó su pene con el trasero de la menor, y volvió a recordarle a la niña que aquello era un secreto.

Meses después, en la primavera de 2014, encontrándose de nuevo los niños en casa de sus abuelos, el acusado reclamó la atención del hermano de la niña, un menor de 5 años. En esta ocasión, el abuelo le pidió que se bajara los pantalones y los calzoncillos y cerrara los ojos. El niño accedió y el abuelo procedió a chuparle el pene, insistiéndole después: «No digas nada a tus padres, es nuestro secreto».

Párkinson

El acusado padece la enfermedad de párkinson, de la cual está diagnosticado y en tratamiento médico. La defensa alegó que el abuelo tiene prescritos medicamentos cuyos efectos secundarios, entre otros, pueden dar lugar a un incremento de la libido, aunque, en el momento del delito, tenía sus facultades intelectivas o volitivas en perfecto estado. También alegó en su favor el acusado la falta de movilidad, pues, al no poder apenas andar, es imposible que hubieran podido producirse hechos como los de la furgoneta.

Los niños acabaron contando lo ocurrido a sus padres, y la madre, hija del presunto acosador, procedió a la denuncia. Durante el juicio, la madre relató cómo ella misma había sufrido abusos sexuales por parte de su propio padre allá por el año 1986.

El fallo establece una pena de cinco años y medio de prisión por el delito de abuso sexual cometido contra la niña, por haberse producido en varias ocasiones, y otra de cuatro años por el delito, también de abuso sexual, cometido contra el niño.