La dominicas y su artesanía del Renacimiento

La sede de las Cortes de Castilla y León acoge de nuevo este fin de semana Dulce Tentación. El pasado año esta exposición y venta de repostería y artesanía de los conventos y monasterios de la comunidad consiguió extraordinarios resultados. Durante los tres días que permaneció abierta la exposición, 6.000 personas se acercaron a las Cortes para conocer la singularidad de los productos que elaboran las distintas congregaciones. Una de ellas son las madres dominicas de Segovia; en el convento fundado en 1553 en la calle Capuchinos Alta las seis hermanas hacen figuras y paneles de cerámica policromadas, como pudo apreciar ayer la presidenta de las Cortes, Silvia Clemente.

La iniciativa mostrará entre el viernes y el domingo la producción de 29 conventos y monasterios de Castilla y León, tres de Segovia. Las monjas clarisas del convento de Nuestra Señora de los Ángeles de Villacastín aportan a Dulce tentación sus alfajores, mantecados, pastas caseras y las Delicias de Santa Clara; las clarisas de Segovia capital, del convento de Santa Isabel, y las madres dominicas del monasterio de Santo Domingo el Real llevarán su artesanía en cerámica policromada que realizan con las mismas técnicas del Renacimiento, como la estatuilla de la Virgen y el Niño que ayer admiró Silvia Clemente en la pequeña tienda situada al otro lado de la verja que la separa de la clausura.

La presidenta de las Cortes subrayó que divulgar el rico patrimonio histórico que albergan los monasterios y conventos de Castilla y León es uno de los principales objetivos de la Fundación Villalar con Dulce Tentación, pues en la comunidad hay 112 monasterios y conventos declarados Bien de Interés Cultural, aunque son tres veces más los que no poseen esa figura de protección, de manera que la región puede presumir de ser la primera de España por reunir el 20% de los BIC y esa cantidad de edificios religiosos.

Clemente comentó que esta exposición y venta de productos artesanos de las órdenes religiosas se enmarca en las iniciativas de las Cortes para acercar la sede del Parlamento autonómico a los ciudadanos, y además pretende pretende ayudar a su conservación, pues todas las ventas de este fin de semana se destinarán a cada uno de los conventos que participan. La referencia de la primera edición indica que las ventas de estos tres días supondrán lo que muchos de los monasterios venden a lo largo de seis meses.

El patrimonio cultural, destacó, constituye una clave de la identidad local de los pueblos al ser apreciado por los vecinos del entorno y admirado por todos los ciudadanos, lo que les convierte en señas de identidad de la comunidad y en un importantísimo recurso económico y de bienestar social. En Dulce tentación, que en esta segunda edición cuenta con nueve monasterios más que en la primera, el público encontrará cerca de 300 referencias de diferentes productos artesanales de repostería, cerámica, textil o material de papelería que elaboran las religiosas, señaló Clemente.