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De izuqierda a derecha, Javier Iglesias, Alfonso Cuñado, Eduardo Azofra y David Mingo. MANUEL LAYA

El 'Caleidoscopio' mágico de Alfonso Cuñado, en La Salina

El autor, que ya colgó sus cuadros en la sala de la Diputación hace 12 años, presenta 37 obras que podrán verse hasta el próximo 3 de enero

CHEMA SÁNCHEZ

SALAMANCA

Jueves, 26 de noviembre 2020, 21:50

La sala de La Salina acogió ayer el acto inaugural de la exposición de Alfonso Cuñado 'Caleidoscopio'. Presidió la inauguración el presidente de la Diputación Provincial Javier Iglesias, al que acompañaron el Diputado de Cultura, David Mingo, el autor de los textos del catálogo Eduardo Azofra y el propio artista.

Javier Iglesias señaló la coincidencia entre la visión que ofrece el caleidoscopio y el propio contenido de la exposición, así como la categoría de la muestra y del pintor que se ha convertido en autentico embajador artístico en el continente asiático en el que expone con asiduidad y cuenta con un espléndido mercado y cotización.

Eduardo Azofra explicó, con su lógica versión docente, no solo la trayectoria profesional de Alfonso Cuñado sino también el contenido de su obra y por supuesto el de esta exposición, haciendo referencia a la técnica, formatos, paleta y temática del artista.

Por su parte el artista agradeció a la Diputación Provincial la oportunidad de haber vuelto a exponer en La Salina en donde había colgado su obra hace doce años. Cuñado, afincado desde hace unos años en Taiwán, destacó el significado del título de la muestra, 'Caleidoscopio', revelando que le gusta porque procede el griego y quiere decir «belleza, imagen y observar».

'Caleidoscopio' presenta 37 obras, todas ellas menos una, realizadas en el último lustro.

Ver y disfrutar

Cada día estoy más convencido de que la pintura no es para escribir de ella. La pintura es para verla y para disfrutarla. Las obras que Alfonso Cuñado ha colgado en La Salina no se pueden considerar como el tema de un relato, de una crónica o de un comentario. Estamos ante un florilegio pictórico, escrito a golpe de espátula y de pincel, con los que ha logrado el milagro de una exquisitez para paladares sensibles, a base de jugar con la luz en busca de efectos cromáticos de singular espectacularidad.

No suele ser habitual encontrar una exposición tan homogénea y en la que se ponga el listón a la altura que ha sido capaz de situarlo Cuñado. La homogeneidad no tiene que ver con la temática, ya que el artista ha traído a la muestra bodegones, naturaleza muerta, desnudo, paisaje, paisaje urbano, maternidades, temas taurinos, musicales… es decir un amplio abanico en el que no renuncia a nada.

Pero la homogeneidad está en la alta perfección lograda en todas las obras de esta muestra, en la que no encontramos ni una sola pieza de relleno. Homogeneidad también en ese estilo abierto desenfadado, con un concepto muy particular de la pintura que permite identificar sus obras sin ningún género de dudas, como consecuencia de ese sello personal con el que materializa sus trabajos y en los que la espátula –las espátulas como precisa Azofra- vuela en busca de unos trazos distendidos, abiertos y muy sutiles, sobre el soporte de lienzo sobre tabla y la imprimación acrílica. Luego la magia del pincel pone el acento en unas veladuras que aportan a la obra el misterio de la luz que solo consiguen los maestros y, nunca mejor dicho, los iluminados.

Formatos

Cuñado, como el mismo reconoce, se encuentra más cómodo en los formatos 1:1 y de ahí esos lienzos cuadrados de 31x31, 81x81, 100x100 y 150x150, en los que logra composiciones perfectamente equilibradas y sugerentes. Como sugerentes son también los azules, violetas, amarillos y naranjas con los que se recrea en busca de unas sombras que al fin y al cabo son las que permiten el reflejo y el contraste de la luz. Una luz azul, elaborada y buscada, que junto a las sombras permite alcanzar el sortilegio del atardecer o de la iluminación nocturna. Uno tiene la sensación de que Cuñado conoce a la perfección la pintura de Sorolla o de Mir, los desnudos de Freud y que no le importa hacer un guiño a las bailarinas de Degas ('Bambalinas') o a Picasso ('Las señoritas de Avignón').

El texto de Eduardo Azofra en el catálogo es algo más que el hilo conductor y explicativo de una exposición. Mi 'profe' de cabecera ha establecido un relato, con una prosa didáctica y documentada, con el que hace un recorrido esclarecedor de la obra de Alfredo Cuñado y de la propia exposición, que estará abierta hasta el próximo 3 de enero.

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