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Francisco Bernis, con un equipo para grabar sonidos de aves.

El salmantino que supo conmover a Franco para salvar Doñana

Francisco Bernis, fundador de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) y bandera del conservacionismo en España, cumpliría hoy cien años

Luis Miguel de Pablos

Martes, 16 de agosto 2016, 12:10

Pocas cosas podían conmover al generalísimo, y aquella carta escrita a dos manos pidiendo árnica para la Reserva de Doñana evitó la depredación agrícola y forestal que estaba planificada para la considerada como la capilla sixtina de la naturaleza. Algunos de sus párrafos eran lo suficientemente elocuentes. «Su cualidad estética debe ser indiscutida como lo es la de una catedral gótica o un museo de pinturas». El mensaje llegó directo, y desde entonces -noviembre de 1953- sus firmantes son considerados como los padres de Doñana y abanderados de la conservación de la naturaleza y el medio ambiente en España. Francisco Bernis (Salamanca 1916-2003) y José Antonio Tono Valverde (Valladolid (1926-2003).

Una defensa enconada que con el paso del tiempo no ha dejado de sumar adeptos, pero que en aquella época fue tachada de pequeña locura. Los orígenes del ecologismo tuvieron en el ornitólogo salmantino Francisco Bernis Madrazo a uno de sus líderes más destacados. Fundador y presidente de honor de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) junto a Tono Valverde, fue sin lugar a dudas el artífice de que esta ciencia alcanzara la repercusión internacional que goza en la actualidad. Hoy cumpliría 100 años, y por este motivo la SEO ha preparado una serie de actividades en los próximos meses para conmemorar el centenario.

Y es que los estudiosos y aficionados a las aves en España le deben mucho a Francisco Bernis. Licenciado en Ciencias Naturales (1941), se inicia en el mundo de la geobotánica, a la que se dedica entre 1944 y 1950, pero sin perder de vista nunca su labor investigadora de campo relacionada con las aves. Ya con 18 años comienza a muestrear en el entorno de Salamanca, y un poco más tarde, desde la trinchera a la que le aboca la Guerra Civil Española, aprovecha el periscopio del tajo y el telémetro de una batería antiaérea para controlar la migración y presencia de vencejos y otras aves en vuelo.

Junto a su visión global, que le llevó a estrechar relaciones internacionales, el hombre que susurraba a los pájaros gustaba de pisar tierra firme, sin perder de vista las necesidades que tenía España en el estudio de las aves.

En palabras propias era necesario «todo un batallón de ornitólogos de campo» que, al igual que sucediera en otros países de Europa y Norteamérica, fuera capaz de llevar a cabo a gran escala y de modo voluntario tareas como censar patos en invierno o capturar y anillar aves migratorias. Era lo que él mismo llamaba «ornitología de alpargarta», que consiguió liderar y que sentó las bases de lo que ahora se conoce como ciencia ciudadana.

Bernis completó su labor investigadora y docente con un férreo compromiso con SEO, de la que fue secretario general durante 20 años. En ese periodo consiguió la creación del Centro de Migración de Aves (1957), además de la publicación del libro Información Española sobre Anátidas y Fochas o la organización de las Primeras Jornadas Españolas de Ornitología en Jerez de la Frontera (1968).

Además, fue creador y primer editor de Ardeola, una revista española de ornitología recientemente incluida entre las 16 más prestigiosas e influyentes de todo el mundo, y como defensor de los humedales como refugio para las aves acuáticas, firmó en 1972 el Convenio Ramsar en nombre del Gobierno español.

Uno de los que mejor le conoció, el naturalista y escritor Joaquín Araújo, resume en dos frases su mejor legado. «Tenía muchas virtudes, pero te das cuenta de su sabiduría cuando te percatas de que lo aprendido o sentido nada es si no lo compartes. Por eso Bernis se hizo catedrático y enseñó durante decenios en el marco del tantas veces encorsetado sistema educativo español. De ahí que añadiera, para nuestra delicia, la condición de maestro de ornitólogos aficionados. Socializó al máximo una disciplina científica al crear la SEO», apunta Araújo, señalando que gracias a él «las aves dejaron de ser solo para la cazuela para ser también, y sobre todo, para la admiración responsable y respetuosa del primer y mejor fundado ecologismo».

Un legado que hoy es religión. «Lo que más conmueve de las aves es el drama de su compleja vida», sentenciaba en uno de sus estudios.

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