La 'Casa de los Sueños' del Real Valladolid llega al cuarto de siglo

Si algo se dispara en la Residencia de Jóvenes Jugadores del Real Valladolid es la ilusión. «Los chicos aquí vienen a meterla por la escuadra», dice Diego López, el actual director de la 'Casa de los Sueños' del club blanquivioleta, edificio emblemático que este sábado 22 de junio cumple 25 años. Y cuando los chavales recién llegados observan las camisetas enmarcadas de los jugadores que alcanzaron el primer equipo (desde Óscar González a Amath Ndiaye, pasando por Sergio Asenjo, Rafa López, Álvaro Antón, Jesús Rueda, Jose Arnaiz, Mohammed Salisu, Toni Villa, Anuar Tuhami o Iván Fresneda, entre otros) los anhelos por triunfar resultan incontenibles.

«La última camiseta que se ha colgado es la de Amath. De hecho, el primer mes tras su vuelta venía a cenar todos los días a la Residencia porque le hacía ilusión. Luego se habrá dado cuenta de que estará mejor la comida del estadio que la de aquí... Hay casos curiosos: cuando Anuar tuvo a su hija pidió permiso para dormir aquí antes de un partido. Su mujer le decía que por qué no iba a un hotel, pero él se encontraba muy a gusto en la Residencia, en una cama pequeña...», cuenta Diego López.

En la Residencia de Jóvenes Jugadores conviven chavales desde cadete de primer año hasta juvenil de último año (entre 14 y 17 años), con algunas excepciones para ampliar el rango, como sucede con futbolistas africanos que aún no han adquirido el idioma o casos especiales. El proceso de captación de talentos comienza con el seguimiento de jugadores de Castilla y León a partir de octubre de cada año. Entre enero y febrero se inician contactos con familias y clubes para incorporarlos con vistas al curso siguiente. No se ficha a nadie sin hablar antes con los padres. «Me interesa mucho el entorno familiar. Son chavales muy jóvenes que dejan su casa por una ilusión, pero tal vez en un par de años no puedan seguir. Nos interesa que sus padres estén cerca cuanto más pequeños sean los chavales. Hacemos alguna excepción, como un cadete que hemos traído este año de Murcia porque hemos visto que tiene un nivel muy alto, como en su día tenían Toni Villa o Anuar», relata Diego López.

La Residencia de Jóvenes Jugadores del Real Valladolid aúna la formación futbolística con la académica. El actual director de la Residencia ha constatado el cambio: «Ser futbolista profesional es muy difícil. Todo ha cambiado mucho. En mi época estudiábamos cinco. Ahora lo hacen casi todos».

El proyecto de crear una residencia para jóvenes jugadores surgió en los años noventa, con Marcos Fernández Fernández en la presidencia y Ramón Martínez como director deportivo (de él surgió la idea). Óliver García, que entonces trabajaba en el Grupo Parquesol y en la residencia universitaria de El Salvador, fue su primer responsable y dirigió la Residencia desde su creación en 1999 hasta 2010. «Me quedo con el cariño que coges a los chavales, aunque entonces me veían como el poli malo al ser el que obligaba a cumplir las normas, ponía las multas... También recuerdo especialmente el caso de Óscar González, el primero que logró debutar en Primera. Pero lo que más satisfacción me da es encontrarme con gente que aprovecharon los estudios: ves que uno, Gonzalo Martínez, es interventor de la Junta en Presidencia. Otro, profesor de instituto...».

La Residencia de Jugadores fue traspasada desde la Fundación del Real Valladolid al club en diciembre de 2021. La entidad blanquivioleta efectuó una tasación con la idea de una futura venta para construir una nueva en la futura Ciudad Deportiva junto al estadio. El Real Valladolid asegura que el edificio de la calle Padre Llanos 77 no está en venta ahora y que el objetivo del traslado puede «tardar años».

Diego López se hizo cargo de la dirección de la Residencia el 1 de septiembre de 2020, en plena pandemia de covid, lo que obligó a cambios en la manera de funcionar en las zonas comunes. Además, se estableció el uso como centro de alto rendimiento para los jugadores de cantera y se trasladó a los chavales del proyecto internacional al Colegio Mayor Castilla y León. El pasado de Diego López como canterano del Pucela, unido a su experiencia docente como director del colegio Rafaela María, le llevaron a aceptar el cargo con los ojos cerrados. «Me hizo mucha ilusión cuando contactaron conmigo».

En la Residencia se han alojado este curso entre 28 y 32 jóvenes jugadores, algunos de ellos de manera temporal para efectuar pruebas de ingreso. «No conozco otra residencia donde se atienda de manera tan personalizada a los chicos. La Masía del FCBarcelona es espectacular, pero es más impersonal. Los recursos que ha dedicado el club son muy importantes. Ruth Álvarez, que pasó de trabajar en las oficinas del estadio a la Residencia, casi ejerce de madre. Antes no había una figura femenina y ahora tenemos dos, porque también está la psicóloga Virginia Sánchez. Los chavales hablan mucho con ella por la presión añadida que tienen por 'ser futbolistas'», recalca Diego López.

Las normas son claras y para todos (a las 22:30 todos deben estar en la Residencia), aunque se dan circunstancias curiosas. Iván Fresneda pedía permiso para llegar más tarde cuando militaba en el primer equipo y vivía allí. «Un día me preguntó si podía salir a cenar con Monchu después de jugar contra el Real Madrid. Todo debe estar por escrito. El clima es bastante tranquilo. Todos firman un reglamento interno y hay sanción si las incumplen. Pero los chicos son muy majos y no hay ninguna leyenda negra». Después de 25 años, la Residencia sigue siendo modélica.

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