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Un libro abierto que cumple 100 años en Venta de Baños
Familiares, amigos y vecinos celebran el centenario cumpleaños de Esperanza Lajo, una luchadora de la vida a quien la lectura y sus diez biznietos mantienen activa cada día
Mario román vallespí
Domingo, 10 de julio 2022, 09:38
speranza Lajo observa desde el banco en la entrada de su casa la fiesta que se ha organizado con motivo de su cumpleaños. No todos los días se cumplen cien años, y aunque ella cree haber sido siempre una persona discreta, todo Venta de Baños la conoce. Es la 'yaya'. Apasionada de la lectura, ha vivido numerosos acontecimientos históricos, desde la Guerra Civil hasta la pandemia.
Esperanza Lajo Navas nació en Medina del Campo en 1922, aunque se instaló en Venta de Baños desde muy pequeña. «Mi padre tenía el sueño de que algún día toda la familia pudiéramos tener una casa en la que juntarnos», recuerda emocionada. Y lo han conseguido. El 'barrio de los Lajos', llamado así por los vecinos, es la calle donde vive gran parte de su familia. Se reúnen cada Navidad en la casa de su hija Chiqui.
Esperanza tenía 14 años cuando estalló la Guerra Civil y tuvo que dejar el colegio para trabajar de sirvienta. Es la pequeña de nueve hermanos, dos de ellos desaparecidos durante el conflicto bélico. Lo recuerda como uno de los momentos más difíciles de su vida, cuando también encarcelaron a su padre y expropiaron sus tierras. Luego empezó como repartidora de leche y ayudaba en la manutención de sus hermanos. Se cuidaban unos a otros.
A los 16 años conoció a Saturnino Monje, el amor de su vida. Se presentaron en una de las verbenas del pueblo, cerca del frontón, no muy lejos de donde su fiesta de cumpleaños. Se casaron cuando ella tenía 21 años. 'Nino', como era conocido por toda su familia y allegados, era ferroviario en Venta de Baños.
Estos y otros recuerdos se hicieron actuales el viernes. Su familia y amigos le organizaron el una fiesta repleta de cariño. Pasadas las 20 horas, cada vez llegaban más vecinos del pueblo para saludar a Esperanza, que recibía a todos con una sonrisa.
«A mi madre le operaron de un tumor en la cabeza hace poco», explica Chelo, una de las dos hijas de Esperanza, a quien ni la enfermedad consigue intimidarla. Cada tarde camina, ayudada de un bastón, desde su casa hasta la de su hija Chiqui. Allí se queda hasta la noche. «A veces me quedo hasta muy tarde, sentada a la fresca, como me gusta a mí», confiesa entre risas. En esos ratos suele leer y presume de tener una biblioteca inmensa, mostrando su preocupación sobre qué pasará con sus libros cuando ya no esté. Uno de sus clásicos preferidos es 'Lo que el viento se llevó', de Margaret Mitchell, que asegura haber leído varias veces. 'Dime quién soy', de Julia Navarro', también se encuentra entre sus lecturas predilectas. Este año, además de varios ramos de flores, le regalaron el último libro de Isabel Allende, 'Violeta'. «No me va a dar tiempo a leer todos libros que me han regalado», bromea Esperanza.
Jorge Pereda, uno de sus siete nietos, también recuerda la historia que su abuela le ha repetido cantidad de veces. Aquella en la que ganó 100.000 pesetas jugando a la lotería con las cartillas de la época. Con el dinero de la lotería, fue de las primeras del pueblo en tener una televisión. «Toda la gente del barrio se ponía en la ventana de casa de mi abuela para ver la tele», explica su nieto. Le invitaron a ir a Madrid por primera vez y participó en el programa de radio de José Luis Pécker. Dejaron que eligiera una canción y le dedicó un tango a su querido Nino.
Esperanza trabajó durante años ayudando en la peluquería de su hija Chelo, asegurándose que las clientas estuvieran bien atendidas. Cuidó de sus nietos largas temporadas, cuando sus hijas tenían que trabajar.
El Ayuntamiento conmemora a sus mayores con un homenaje cada año. El pasado le tocó a Esperanza y recibió una placa de la mano del televisivo José Manuel Parada, que le prometió entre risas acudir este año a su cumpleaños.
Venta de Baños tiene 970 personas mayores de 70 años, según el último padrón de 2021. Casi 300 superan los 84 años, y más de dos tercios son mujeres, como Esperanza. Se quedaron viudas hace años, muchas antes del siglo XXI. Esperanza perdió a su marido en febrero de 1994. Sus dos hijas, sobrinos nietos y hasta diez biznietos hacen que sienta acompañada cada día. «Tú no has sido mi 'yaya', tú has sido mi madre», le dice su nieto Jorge.
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