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Emilio González Castellanos, detrás del mostrador de su comercio de ultramarinos, unas horas antes del cierre definitivo. Marta Moras

Bodega González Castellanos, en Palencia

Emilio baja la persiana después de 42 años

El propietario de la Bodega González Castellanos se jubila y cierra un establecimiento que ha marcado la vida del barrio de San Pablo durante las últimas décadas

Viernes, 4 de julio 2025, 07:16

Después de más de cuatro décadas abriendo cada mañana en la calle de Los Pastores, Emilio González Castellanos pone fin a la historia de la Bodega González Castellanos. Un cierre que no llega por falta de clientes, sino por jubilación, y que deja huérfano de trato cercano y producto de calidad a un barrio de San Pablo, que ha cambiado tanto como su tienda.

Cuando abrió sus puertas hace 42 años y medio, la bodega era un pequeño templo del vino, los licores y las aceitunas. Emilio había tomado la inspiración de los mostradores de los aceituneros de Valladolid, con grandes barreños repletos de encurtidos y escabeches. «Vendía unos 7.000 litros de vino todos los meses que venían de Toro. Entonces la gente venía con garrafones a comprar a granel, y se despachaba muchísimo», recuerda.

Pero el negocio no tardó en evolucionar. Emilio fue un pionero en la ciudad. Introdujo la congelación cuando todavía no existían los congelados en Palencia, amplió el surtido y fue adaptándose a cada época. «Siempre me fui adelantando un poco a las competencias», explica con orgullo. De aquel bullicioso comercio con tres empleados, en los últimos años solo quedaba él al frente, manteniendo el espíritu del ultramarinos tradicional.

Con el paso del tiempo, la tienda fue cambiando tanto como el propio barrio. «La única casa antigua que queda es la mía y el monasterio de las monjas que está enfrente», apunta. Y aunque la estética y la oferta se transformaron, hubo algo que se mantuvo intacto, la confianza y la cercanía con los vecinos.

Entre todos los productos que ha vendido, uno destaca con luz propia, los pimientos asados. «Todo el mundo ha llevado y comido nuestros pimientos. Han viajado a muchas partes de España y el día del cierre todavía han llevado los últimos que quedaban», cuenta.

La manera de comprar también ha cambiado. Emilio observa cómo las nuevas generaciones priorizan otros factores. «A los jóvenes les da un poco igual la procedencia de los productos. Van al supermercado y compran sin pensar si las alubias vienen de Marruecos o Japón», lamenta. Él siempre apostó por la fruta local, y si no era posible, la traía desde Andalucía, cuidando la calidad y el origen.

«No sabría decir cuál ha sido el secreto para estar tantos años abiertos. Te conocen de mucho tiempo, aunque es verdad que he visto morir a muchísimas clientas. He conocido generaciones enteras. Ahora ves pasar a niños a los que di caramelos con sus propios hijos», relata.

El anuncio del cierre ha removido al barrio. Muchos clientes se han despedido durante estos días de un establecimiento que ya ha bajado su persiana. «Me han dicho que me van a echar mucho de menos. Las conversaciones, el trato... alguna se ha emocionado, como me ha pasado a mí», reconoce.

No ha sido una decisión sencilla. «Por mí, podía haber seguido más porque el local es mío y nunca dejas de vender», confiesa. Sin embargo, la situación económica y política le ha empujado a jubilarse cuanto antes. «Te dicen que mejor jubilarte ya, porque van cambiando las leyes y no a mejor», lamenta.

Más allá del cierre de una tienda, se apaga un modelo de comercio que cada vez tiene menos relevo. «Una amiga me había propuesto continuar con la tienda y yo mismo la desanimé. Ahora es muy complicado: tienes que ir a Valladolid muy pronto, traer mucho género, competir con precios y hacer un montón de horas», explica.

Con la persiana bajada, Emilio González deja un hueco imposible de llenar en San Pablo y en la memoria de muchos palentinos. La Bodega González Castellanos se apaga, pero deja el aroma inconfundible de los pimientos asados, el recuerdo del vino a granel y, sobre todo, el cariño de toda una vida dedicada al pequeño comercio.

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