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j. olano
Sábado, 4 de febrero 2017, 01:11
La vida es una fiesta que hay que vivir al máximo sin complejos, sin prejuicios y sin miedo a las críticas. Con aciertos y errores, hay que cantar al amor y a la diversión y entrar en el agujero (en inglés, hole), en el agujero que ha llegado al teatro Ortega con el objetivo de que entren todos los palentinos y del que tienen que salir tras dos horas de espectáculo. Un tiempo en el que tienen asegurado un buen rato de risa y diversión en una sala de cabaret con un decorado daliniano, en la que los acróbatas presentan números de circo moderno que visten el show.
El espectáculo se estrenó en septiembre de 2011 en Madrid, donde ha funcionado durante largas temporadas, y ahora ha llegado a Palencia (ocho sesiones en cinco días)con la fuerza que le da ser una fórmula diferente, descarada y hasta irreverente. The Hole ha estado conducido en los tres primeros días (sábado y domingo, por Víctor Massán) por la televisiva Berta Collado, que gana puntos con los palentinos con alusiones al alcalde, a Fernandito el librero, a la coleta de Doña Urraca o al Club 38, personajes y lugares que mezcla durante todo el espectáculo con recurrentes ironías sobre Isabel Pantoja, Paquirrín, Bárbara Rey, Agatha Ruiz de la Prada, Mariano Rajoy, Dolores de Cospedal o incluso con Trump y un muro para separar a Palencia de Valladolid.
Un travesti cantante en forma de albóndiga rosa, el grupo vocalista Primital Bros en forma de cuatro mayordomos con un buen repertorio musical, un poni loco desnudo sobre patines, una pareja de chicas acróbatas y una herencia de Marilyn con unos kilos de más pero con grandes habilidades sobre el trapecio dan cuerpo al cabaret en un habitáculo que acapara Berta Collado (desde este sábado Víctor Massán), lanzando provocaciones sobre hábitos sexuales y sobre escatología varia en una fiesta en la que hace al público palentino partícipe tanto como puede.
Pero lo que pasa en el agujero no puede salir del agujero, las sorpresas se desvelan en cada una de las funciones que acaparan la programación del Ortega hasta el domingo. Un teatro convertido en cabaret, donde casi todo está permitido desde que se cruza la entrada. Pero lo que ocurre en el agujero se queda en el agujero.
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