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Cabo Jessica Pérez del Campo y capitán Beatriz Pérez Alcalde.
España invierte 4,3 millones en cooperación cívico-militar en Líbano

España invierte 4,3 millones en cooperación cívico-militar en Líbano

Educación, asistencia médica e infraestructuras, pilares de la ayuda de los cascos azules de la operación Libre Hidalgo a la población local

José Luis Álvarez

Lunes, 26 de septiembre 2016, 23:33

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Explicar la situación en Oriente Próximo no se antoja nada fácil. Todos los días hay noticias del polvorín en que se ha convertido la región y el incremento del yihadismo en todas sus facciones. La guerra de Siria, Gaza, Cisjordania o la tensa calma en la franja desmilitarizada del sur de Líbano, por donde campa la milicia chií proiraní de Hezbolá, son algunos ejemplos. Es en esta zona donde trabajan los cascos azules españoles dentro de la misión de Naciones Unidas (Unifil). Es aquí donde estos 600 militares tratan de llevar la normalidad a una zona en la que cualquier chispa puede volver a emprender el conflicto con sus vecinos de Israel. Y es aquí donde el papel de la mujer en las Fuerzas Armadas españolas también tiene un rol protagonista.

España, además del despliegue militar de los cascos azules en la operación Libre Hidalgo, lleva invertidos en estos diez años de despliegue 4.350.000 euros en los 645 proyectos de Cooperación Cívico-Militar (Cimit) con los que se atienden a 54 localidades con una población de 99.000 habitantes. Destacan las actuaciones de impacto rápido, como la reconstrucción de infraestructuras -con doce proyectos en marcha y seis que comenzarán próximamente-, de saneamiento, abastecimiento de agua potable, reparación de plantas de reciclaje de basura, material para los centros de defensa civil, o material para los colegios.

Además, están las actividades de género con niños y mujeres, que consisten en cursos para emprendedoras, de costura, de decoración, de primeros auxilios, talleres de relajación y actividades deportivas, culturales y educativas en los campamentos de verano para los niños.

Aquí ha trabajado durante los últimos cinco meses la cabo paracaidista Jessica Pérez del Campo. «Mi puesto es estar siempre en contacto con la población local», explica esta joven militar, natural de Rosas (Gerona). «Mantenemos reuniones con las autoridades para ayudar en todo lo que podamos, ya sean proyectos, ya sea la rehabilitación de instalaciones», porque nuestra misión es «ayudar en todo lo que está en nuestras manos». Durante el pasado verano, esta militar destinada en el acuartelamiento Miguel de Cervantes, en Marjayoun, que ha vuelto a Líbano, donde ya estuvo como casco azul en 2010, también se ha dedicado a los más pequeños. «Hemos estado haciendo campamentos de verano, donde nos encargábamos de los juegos y del deporte. Además, les hemos apoyado en las actividades con modulares -barracones prefabricados-, mesas, sillas o agua», detalla. Ahora, tras el estío, los integrantes del Cimit «volveremos a realizar entrenamientos de fútbol y baloncesto para los niños o dar cursos a las mujeres, lo que nos agradece mucho la población local».

Dentro del apartado de cooperación tiene un capitulo destacado el Programa Cervantes, cuya finalidad es la enseñanza de la lengua española a la población local. En la actualidad, se imparte en 29 clases, con 184 alumnos. Los profesores son militares voluntarios del propio contingente, que compatibilizan sus cometidos asignados con el de educador. El material es aportado por el Ministerio de Defensa mediante un convenio con el Instituto Cervantes para la formación previa de este profesorado, lo que se realiza en España antes del despliegue, en total 732 voluntarios. Las clases han tenido como escenario 23 centros de 15 localidades, por los que pasaron 5.540 alumnos.

Sanidad y medicina

Otra de las atenciones del Cimit con la población local es la asistencia sanitaria. Los equipos médicos, farmacéuticos y veterinarios dan charlas, asesoran a los vecinos e imparten asistencia, por medio de conferencias, asesorías y consultas médicas. En diez años han sido atendidos 15.420 hombres, 9.957 mujeres y 9.265 niños. Junto a los médicos también trabaja un equipo veterinario en beneficio de la industria ganadera local, colaboración que se presta junto a diversas facultades españolas de Veterinaria.

Para la capitán del Cuerpo de Sanidad Militar Beatriz Pérez Alcalde, destinada por primera vez en Líbano, «la situación es muy diferente» a sus experiencias anteriores en el extranjero. Esta médico natural de La Palmas pero afincada en Madrid ha trabajado en los operativos desplegados tras el terremoto de Pakistán y en la misión en Afganistán. «Tal vez aquí tenemos una mejor calidad de vida, porque es una base que ya lleva muchos años asentada», dice la capitán, a la que la base Miguel de Cervantes «casi me recuerda a mi cuartel de España».

Durante los dos meses que lleva en la operación de Unifil ha tenido que tratar afecciones típicas del verano, «como problemas gastrointentinales», aunque advierte que entre los militares «no son debidos al agua, porque de analizarla me cargo yo», y se consume sobre todos embotellada. «Son problemas víricos relacionados con cambios higiénicos o relacionados con el régimen de comida», explica la capitán Alcalde.

Como en los pueblos de alrededor de Marjayoun no hay lugares de esparcimiento los militares españoles dedican buena parte de su tiempo libre al deporte, «lo que conlleva lesiones relacionadas con la actividad física», añade la especialista.

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