Nuevos intentos para «controlar» un nuevo botellón en la ULE

Con la dificultad que supone «intentar poner puertas al campo» el Ayuntamiento de León asume de cara al próximo día 7 de abril, fecha en la que se celebrará en el Campus de la Universidad de León la tradicional «espicha» de Económicas, una de sus misiones más complicadas: poner bajo control un «macrobotellón».

La herencia de la última fiesta universitaria, con miles de toneladas de basura sin recoger y con un abierto enfrentamiento entre el Consistorio y la propia Universidad, obliga ahora a tomar medidas.

«Algo tenemos que hacer», se ha advertido este jueves a leonoticias desde el propio Consistorio. Y ese «algo» ya tiene una «hoja de ruta», que pasa por una presencia más contundente de la Policía Local en el lugar.

Recinto cerrado

De acuerdo con la propia Universidad de León se ha planteado que la espicha, que coincidirá con la jornada electoral que se desarrolla en el Campus, se celebrará en esta ocasión en el aparcamiento próximo al jardín en el que este tipo de «botellones» se vienen celebrando.

El objetivo es que quien participe en la celebración lo haga en un recinto cerrado, que además será convenientemente vallado y en el que habrá «controles de acceso» en las inmediaciones.

En esos controles establecidos en las inmediaciones de la zona los agentes no sólo revisarán el contenido que porten los universitarios sino que se solicitará el DNI a aquellos jóvenes sobre los que se tenga la sospecha de que no cumplan con la edad mínima para consumir alcohol.

4.000 jóvenes

En la elaboración de este operativo también se ha contado con la opinión de la Junta de Estudiantes que no quiere que en esta cita organizada por la Facultad de Económicas se repita lo sucedido en la última fiesta en el Campus.

La fiesta, organizada por la Comisión de Estudiantes, se celebrará en un recinto vallado, ubicado en uno de los aparcamientos de la Universidad, al que sólo podrán acceder jóvenes universitarios, en todo caso mayores de 18 años.

Las estimaciones para esta espicha es que sean más de 4.000 los jóvenes que acudan a la misma. La cifra evidencia en sí misma la dificultad para controlar el desarrollo de lo que se considera como una fiesta-botellón.