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Miguel Delibes, en su casa, preparado para un reportaje para TVE. fundación miguel delibes

El poder evocador de la música en Delibes

El novelista sugiere emociones y nostalgias a través de la cita literaria de canciones populares, militares y religiosas

Martes, 20 de abril 2021, 07:03

¿Música y Miguel Delibes? No parece una relación evidente a primera vista. Sabemos a ciencia cierta que al novelista le gustaba cantar rancheras, boleros, ... villancicos y hasta zarzuela, pero la presencia de la música en sus novelas no había sido objeto de estudio hasta ahora. De ahí que el apartado 'Los sones de una vida', de la exposición 'Palabras y cosas en la obra de Delibes' de Urueña, pueda considerarse toda una novedad; un primer acercamiento a un universo muy poco explorado de una obra literaria que ya ha sido objeto de análisis desde casi todos los ángulos y perspectivas imaginables. Y que, aún así, como pudimos comprobar el año pasado con motivo de la celebración del escritor, no termina de agotarse nunca.

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Esta primera aproximación nos confirma algo que podíamos sospechar: que la música no tiene una gran presencia en la obra de Miguel Delibes, al menos medida en términos cuantitativos. Pero, cuando aparece, es siempre relevante y sirve como vínculo de conexión entre los recuerdos del escritor y los del lector. Es un disparador emocional que ayuda a recrear un momento histórico, o una experiencia social, compartida. Pero también ayuda al lector a conectar de inmediato con un sentimiento o una nostalgia. Si la música, en la vida privada del escritor, tenía una dimensión social que estaba asociada en gran medida a esos momentos de diversión con los amigos, o con la familia, o de vivencias compartidas en la escuela, no puede extrañar a nadie que esa sea la dimensión prime en su producción literaria.

La perspectiva musical en la obra del escritor vallisoletano destaca entre las variadas aportaciones de la exposición 'Palabras y cosas en la obra de Delibes', inaugurada en julio pasado en el centro e-Lea de Urueña, y que podrá verse hasta el verano de 2022, siempre que las medidas de control de la pandemia lo permitan. Entretanto, queda la opción de descargarse en la página web el catálogo y disfrutar del contenido sin necesidad de salir de casa.

La exposición entera, como también el apartado dedicado a 'Los sones de una vida', es el resultado de un intenso trabajo de rastreo realizado por Joaquín Díaz en la obra del escritor en busca de objetos, palabras, motes, oficios y canciones. Una docena de ellas se recogen en la muestra y puede decirse que la selección es, más que representativa, casi exhaustiva. «Se me puede haber escapado algo, aunque he intentado que la búsqueda fuera completa, al menos en lo que se refiere a su obra literaria», explica Joaquín Díaz. Con todo, admite que ha dejado fuera algunos romances que los personajes cantan en ciertas novelas –por ejemplo 'Rosina encarnada', en 'El príncipe destronado'– por la imposibilidad de identificar correctamente la versión a la que se hace referencia en el texto literario.

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Contextualización

La relación recogida incluye villancicos, canciones religiosas, marchas militares, canciones populares, rancheras, coplas… Temas todos ellos sobradamente conocidos en el momento en el que Delibes escribió sus obras, pero que quizás hoy requieran la adecuada contextualización que la exposición de Urueña permite a través de unos textos elaborados conjuntamente por Joaquín Díaz y el músico Luis Delgado, y que incluyen ejemplos musicales.

«Hay muchas citas musicales en las obras de Delibres», afirma Delgado, «y más referencias a elementos relacionados con ella, como el gramófono, o la radio, por ejemplo. La obra de Delibes está llena de matices, rincones y capas. Con cada relectura te detienes en los recodos y aparece una obra diferente».

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La presencia de la música en la obra del escritor está ajustada, sin embargo, al mismo criterio de precisión que utilizaba para las palabras. «Delibes tenía un aprecio muy práctico por la música. No le interesan los comentarios sobre las obras, sino usarlas como soporte para relacionar al lector con algún tipo de recuerdo que ambos pudieran compartir», explica Joaquín Díaz. De modo, que la música «sólo aparece cuando tiene sentido dentro del relato». Lo que quizás explica que la búsqueda realizada por Díaz únicamente haya encontrado referencias musicales en cuatro de sus obras literarias. En la que más, en la novela autobiográfica, 'Madera de héroe', de la que se extraen cinco temas. Otros cinco aparecen en el extenso relato 'Los raíles', perteneciente a la colección 'Siestas con viento sur'. A ellas se añaden una canción en 'Las ratas' y otra en 'El camino'.

De 'Madera de héroe' destaca la canción religiosa 'Véante mis ojos', muy vinculada a Santa Teresa, que la cita con frecuencia en sus 'Cuentas de conciencia', y que todavía hoy se sigue cantando en coros y ceremonias. Esta cita musical está vinculada con la experiencia escolar de Delibes en el colegio de Lourdes «donde estudió y donde se interpretaba frecuentemente en la capilla».

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Pero, sobre todo, destacan en esta novela los temas de carácter militar o patriótico, dado que la obra recrea la experiencia bélica del novelista durante la guerra civil. Así aparecen el pasodoble 'España cañí', popularizado por La Argentinita, que solía incluirlo en su repertorio, pero también el 'Himno de Riego', cantado por las tropas del militar durante su insurrección de 1820 contra el rey Fernando VII. A ellos se añade la marcha 'Oriamendi', que fue en origen un himno carlista, adoptado durante la guerra civil por Franco como canto nacional. «Eso sí, cambiando el verso del final que dice 'venga el rey de España a la corte de Madrid', por otro que matiza: 'que las boinas rojas entren en Madrid', más de acuerdo con la escasa voluntad de Franco por restaurar en aquel momento la monarquía», explica el catálogo de la exposición.

También en 'Madera de héroe' aparece 'El sitio de Zaragoza', de Cristóbal Oudrid. «Debido a la temática racial e historicista que exalta la gesta de la resistencia anti napoleónica, la obra ha gozado siempre del favor popular». Desde las más humildes rondallas, hasta bandas y orquestas han grabado esta pieza de efervescencia patriótica.

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En 'Los raíles. Apunte para una novela' abundan, en cambio, las referencias más populares. Así 'No te mires en el río', una copla popularizada por Concha Piquer, o 'Mi abuelito tenía un reloj de pared', una canción escrita en 1876 por Henry Clay Work y que se hizo muy popular con versiones en todo tipo de estilos. A ellas hay que añadir temas tan conocidos como la ranchera 'Allá en el Rancho Grande', o 'Mi casita de papel', que se asocia especialmente con la versión de Jorge Sepúlveda, pero que tuvo muchas más.

'Los campanilleros'

En 'Las ratas' aparece la referencia a 'Los campanilleros', una canción compuesta por el guitarrista Niño Ricardo a partir de una serie de versos cantados por las agrupaciones religiosas del mismo nombre. Muy extendidas en toda la Península Ibérica –aunque Ricardo se inspira en las andaluzas– se las denomina así porque «salen al alba a cantar el Rosario de la Aurora, acompañándose de campanas de mano e instrumentos de cuerda», explica el catálogo de la exposición de Urueña. La profunda emoción que estos coros populares provocaban en el oyente es evocada por el personaje de Virgilio Morante en el contexto nada sacro de la taberna del pueblo de 'Las ratas'. «Pero de que el Virgilio se tomó dos vasos y se arrancó por 'Los Campanilleros' e hizo llorar al tío Rufo, el Centenario, de sentimiento, cundió entre todos la admiración y un lejano respeto», explica Delibes en una de sus obras más populares.

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Finalmente, la canción 'Pastora Divina', que hace referencia a las apariciones de la Virgen vestida como pastora, le permiten al escritor en 'El camino' evocar esas escenas tan características de la España de la época en las que los niños eran convocados para aprender canciones para festejar la festividad de la Virgen. Es el carácter social de la música el que hace acto de presencia una y otra vez en la obra del escritor, que nunca remite a esa otra posibilidad del disfrute privado o íntimo. La música como ritual colectivo que une a los hombres en su caminar por el mundo.

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