La moción de censura se queda en un susto que refuerza a Mañueco y cambia la mayoría en las Cortes

La

Al finalizar

Luis Tudanca

Los argumentos, en este caso, tienen la característica de la reversibilidad.

Ese quizá fue el ejemplo del doble lenguaje en el caso socialista. «Nos enfrentamos a un PP que mercadea, que compra y vende voluntades, que está dispuesto a todo. Sé que no competimos con las mismas armas. Pero es que no quiero. No quiero hacer política así, no somos iguales ni queremos serlo», aseveró Tudanca en referencia a Murcia mientras apelaba a la «conciencia» de los doce procuradores de Ciudadanos para que renegaran de la postura oficial de su partido y votaran a favor de una moción contra un Gobierno del que forman parte.

También incurrió en el doble lenguaje Raúl de la Hoz (PP), que consideraba que no era el momento idóneo para una moción. «Cómo es posible que haya considerado que es el momento ideal para, ayudados por sus socios los comunistas, intentar echar al Gobierno de esta comunidad autónoma. Desde que presentó la moción de censura han muerto 81 personas», se quejó, sin recordar las trece mociones presentadas en Castilla y León por su partido y por Ciudadanos durante la pandemia.

La tranquilidad aparente se desbocó en celebraciones efusivas, aplausos en el vestíbulo, saludos en la plaza alrededor de Pablo Casado y festejos de los supervivientes de Ciudadanos.

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