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El Rey con el cardenal Blázquez, arzobispo de Valladolid
El tapiz que todo lo ve

El tapiz que todo lo ve

Testigo mudo y omnipresente, la metopa delante de la que posa el Rey y a quien recibe en audiencia, tiene su historia

Antonio G. Encinas

Lunes, 27 de julio 2015, 08:08

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Está ahí, en el fondo, las más de las veces de un modo discreto, como sus tenues colores, quizá apagados ya por el paso del tiempo. Ante él aparecían Ricardo Blázquez y Felipe VI, sonrientes, o con ese beso protocolario del anillo, y el tapiz apenas se ve. Ante él posó ayer risueño Juan Vicente Herrera. Es el mismo dibujo que hace unos meses apareció tapado por el vestido salmón de la embarazadísima Susana Díaz. O enmarcado por el sonriente semblante del presidente de Rumanía, u oculto tras la troupe que acompañaba al piloto Marc Márquez mientras entregaba un casco blanco al monarca, del que se desconoce si ha heredado el gusto por las motos de su padre.

«Alejandro, antes de partir a la campaña en Asia, reparte sus riquezas entre sus amigos». Ese es el título del tapiz que preside las mil y una fotos oficiales del rey Felipe VI en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela. Ese en el que ahora, tras algunas variaciones en el protocolo, aguarda a las personalidades que desfilan cada día por allí. Siempre en el mismo lugar. Siempre con el cartón diseñado por el flamenco Michiel Coxie adornando, sin pretensiones, la imagen institucional.

Y sin embargo ese mismo tapiz se encumbró a las primeras páginas de los periódicos una semana atrás, cuando Artur Mas se entrevistó en el mismo escenario con Felipe VI. La tensión de sus gestos traspasaba la fotografía. Mas, con el dedo índice levantado. Don Felipe, con la mirada fija, la mandíbula prieta, de arriba a abajo. Como mira la autoridad al subordinado.

En medio de esa serie de imágenes se coló el tapiz.

Uno de sus personajes, en realidad.

A la derecha de la imagen, elíptico, quedaba Alejandro Magno con su gesto satisfecho, la mano derecha tendida.

En el centro, entre el dedo amenazador de Mas y el semblante serio de Felipe VI, irrumpía uno de los capitanes del ejército alejandrino. Recoge del suelo el saco de dinero que Alejandro Magno ha decidido repartir entre ellos. En la foto, parecía mirar atónito la escena. Contemplando boquiabierto y ojiplático el momento entre otro rey y otro capitán que, esta vez, es quien ha decidido que ha llegado el momento de repartir las riquezas siguiendo, además, su propio criterio.

Dicen que el protocolo ordena que en los tapices no aparezcan escenas de caza para evitar que a algún mandatario le sobrevenga una cornamenta de ciervo en las fotos. Nada dice de la interpretación que el contexto puede brindar a un personaje que ayer, con Herrera, regresó a la irrelevancia.En su foto, casualidades de la vida, sí aparece Alejandro Magno. Narraba Plutarco que un capitán, quizá el del tapiz, le preguntó a su rey: «Si lo repartes todo, ¿qué queda para ti?». A lo que el monarca macedonio respondió: «Dentro de mí, la esperanza. Fuera de mí, el mundo entero».

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