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EL NORTE
Viernes, 28 de diciembre 2012, 15:06
Nikola Mirotic (Montenegro, 11 de febrero de 1991) es uno de los nombres propios de la Liga Endesa. Es uno de los pilares de un Real Madrid que domina con puño de hierro la máxima competición nacional, con 14 victorias en los mismos encuentros, a un solo triunfo de su mejor arranque en la historia. Mirotic es por méritos propios uno de los destacados en ese gran comienzo.
El jugador, con futuro NBA, recuerda en una entrevista para la web oficial del Real Madrid lo que significó su paso por Palencia hace tres temporadas. «Cuando regresé en mayo al Real Madrid, Ettore Messina entonces técnico del equipo blanco dijo algo que recordaré siempre: 'Les dimos un niño y nos devolvieron un hombre'. Estoy seguro de que ese año me sirvió para ser mejor jugador», explica Nikola.
En efecto, a juicio de sus excompañeros, Nikola cambió en Palencia, en un temporada que no fue fácil para él. «Fue un año duro. En cuanto a los números, no fueron muy buenos, pero fue un paso adelante física y mentalmente. Allí me entrenó Nacho Lezcano. Era muy fuerte en los entrenamientos. Trabajaba los domingos», subraya el ala-pívot de Podgorica, que esta temporada ha entrado en la historia del baloncesto nacional al lograr 46 puntos de valoración en el partido disputado por el Real Madrid en Valladolid.
Para el director técnico de la sección de baloncesto del club blanco, Alberto Herreros, la cesión fue la mejor decisión que pudo tomar el club para su crecimiento: «Fue clave la cesión. Nos llamaba para decirnos cómo iban los entrenamientos Al final, se tuvo que buscar la vida y eso le hizo madurar más rápido. Cuando volvió le vi mucho más hombre. Ese cambio fue fundamental», explica.
El papel de Lezcano
Del crecimiento del jugador se encargó el todavía técnico del Palencia Baloncesto, Nacho Lezcano, que desvela en la entrevista un lado poco conocido del jugador, su afición, en aquella época, por los programas del corazón: «Todos los recuerdos que tengo de él son buenos. Vino con una mentalidad muy positiva, sin ningún aire de estrella y con muy buena mentalidad de cara al equipo. Entrenamos muchas horas a nivel individual aparte de las del equipo y jamás puso ninguna pega ni se quejó. Era muy buen compañero y muy buena persona. Y si algo me hacía gracia era su afición por los programas del corazón», confiesa Lezcano
Mirotic estuvo respaldado por su padre, que se fue a vivir con él durante todo ese año. Y allí conoció a una persona que también le ayudó y a la que considera uno de sus mejores amigos. «Fuera del baloncesto conocí a un gran amigo, que era taxista, y en los tiempos libres pasábamos tiempos juntos yendo al cine y haciendo cosas. Mi novia también venía a verme de vez en cuando. Guardo un buen recuerdo», concluye.
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