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ÁNGEL PRADA
Sábado, 11 de julio 2009, 13:17
El sol todavía apretaba en la playa fluvial de Ricobayo cuando E. R. A., de 53 años, decidió darse otro chapuzón para mitigar el calor. Dejó en la orilla a su compañera, con quien había acudido a pasar el día junto al embalse y, después de darse la protección solar, se metió en el agua y nadó a unos seis o siete metros de distancia. No salió.
A las 18.48 horas, la Comandancia de la Guardia Civil y los Bomberos de la capital recibían el aviso de emergencia del 112 y se decidió alertar a los buzos de los Grupos de Actividades Subacuáticas (GEAS) para que un equipo de especialistas se desplazara hasta Zamora, aunque finalmente no fue necesaria su intervención, explicó la subdelegada del Gobierno en Zamora, Josefa Chicote.
Eran cerca de las 20.30 horas cuando llegaron los bomberos de San Vitero, que se encontraban por la zona y habían acudido a la llamada de auxilio. Poco después llegaron los de Zamora. Los buzos rescataron de un lugar próximo a la orilla el cuerpo sin vida de E. R. A., natural de Toro y viudo desde hace año y medio.
Testigos presenciales indicaron que, en un principio, no se pensó en que el hombre podía haberse ahogado, sino que se había extraviado por los alrededores. Diez minutos más tarde. cuando no aparecía, fue cuando saltaron las alarmas. Vecinos de Muelas señalaron que las aguas del embalse «son tranquilas, no hay remolinos», pero que «a seis metros de la orilla hay un escalón muy profundo que, para una persona que no lo conozca, puede ser fatal».
Fuentes del dispositivo de rescate explicaron que el hombre, que sabía nadar, se ahogó en una zona de bastante profundidad cercana a la playa. Los buzos encontraron el cuerpo a los pocos minutos de sumergirse.
Ricobayo, que es la playa de Zamora, a la que acuden cada verano muchas familias de la capital y de las localidades del entorno a disfrutar del baño, no es un embalse donde se sucedan los accidentes. Hasta ayer no se había vuelto a producir un ahogamiento desde que perdió la vida allí un vecino de Luelmo, «lo que ocurrió hace diez o doce años», recuerdan.
En torno a las 21.00 horas llegaba la comisión judicial para llevar a cabo el levantamiento del cadáver. Paulatinamente fueron llegando también familiares del ahogado, que era muy conocido en Toro, donde un hermano suyo detenta un bar. El cadáver del bañista fue trasladado al Instituto Forense de Zamora, donde se le iba a practicar la autopsia.
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