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EL NORTE
Lunes, 13 de abril 2009, 02:51
Tras la procesión en honor al Resucitado, y tal y como manda la tradición, muchos zamoranos acudieron a bares, restaurantes y comedores caseros de la capital para degustar el plato típico que rompe la rígida dieta de la Cuaresma, el 'dos y pingada'.
El suculento menú está compuesto por un par de huevos fritos, torreznos de pan y magro de cerdo.
El plato fue en su origen un tentempié de media mañana que tomaban los cargadores y hermanos de la cofradía de la Santísima Resurrección y se degustaba en los bares del entorno de La Horta, pero ya hace más de un siglo que este menú se hizo extensivo a todos los zamoranos y ha pasado a protagonizar el almuerzo de la mañana del Domingo de Resurrección.
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