No todo vale
GUILLERMO DÍEZ
Domingo, 9 de marzo 2008, 02:19
ANDABA por el ecuador la campaña electoral, cuando tuvo lugar en Burgos aquella singular jornada formativa de Empresa Familiar de Castilla y León, animada por la presencia del vicepresidente de la Junta y consejero de Economía, Tomás Villanueva, el cual, según las reseñas del acto, no desaprovechó la oportunidad de arrimar el ascua electoralista a su formación. Así, al denunciar la rebaja del Impuesto de Sociedades en el País Vasco, no tuvo el menor recato de achacárselo a la «debilidad de un Gobierno que ha tenido que apoyarse en Gobiernos nacionalistas» para a continuación sacar uno de los espantajos utilizado hasta la saciedad por su partido en la campaña: la manida crisis económica que, por supuesto, no hará mella por estas tierras, gracias a que la Junta está tomando las oportunas medidas para paliar sus posibles efectos negativos. Amén
La efeméride concluiría con la presencia del presidente de la Junta, quien clausuraría el acto con el habitual banquete y donde remataría la faena de su peón de brega con afirmaciones como la necesidad de que el Gobierno que surja de las próximas elecciones «esté más atento a la agenda económica de lo que ha estado en los últimos cuatro años», junto con otras afirmaciones de similar calibre.
No se conoce si los comensales salieron satisfechos con el menú ofrecido, lo que es más que probable es que se fueron ahítos de ingesta ideológica. Lo que resta por saber es a cuenta de quién corrieron los gastos de tan suculenta jornada. Seguro que habrá quienes consideren estas cuestiones de tono menor y hasta de mal gusto tratarlas en público. Pero ante la nueva legislatura, bueno sería poner un poco de orden en los partidos políticos para que no se mezclen las actividades institucionales con las meramente partidarias y, desde luego, exigir una escrupulosa pulcritud en el manejo de los fondos públicos.
En lugar de prometer tantas reducciones de impuestos, habría que controlar más las partidas presupuestarias, en especial aquéllas que no tienen una especificidad bien definida, que suelen ser de las que sale la financiación de tanto canapé y de tanto sarao.
Menos salones y copa en la mano y más presencia pública en debates y confrontaciones populares. Como diría el nuevo líder sideral, señor Pizarro: ¿Hay que sudar la camiseta!
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