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C. A.
Domingo, 11 de noviembre 2007, 02:21
Dicen los historiadores que Alfonso XIII fue un niño consentido y caprichoso, pues siempre vivió rodeado de una corte de aduladores y recibió una enseñanza demasiado espartana y alejada de la realidad del país, auspiciada por su propia madre. Desde que tuvo uso de razón, el niño sabía que era el rey de España y como tal se le trataba. De hecho, su efigie apareció en las monedas desde que tenía dos años.
La soberana apodaba 'Bubi' a su hijo, y la leyenda del ratón Pérez hunde sus raíces en esta época. El famoso roedor fue una creación del padre Luis Coloma, que recibió el encargo de palacio para que escribiera un cuento para Alfonsito, al que se le había caído un diente. Al jesuita se le ocurrió una historia protagonizada por el rey Bubi I, basándose en el apelativo cariñoso que la regente utilizaba en la intimidad: El ratón vivía dentro de una caja de galletas en el almacén de la confitería Prats, en el número 8 de la madrileña calle del Arenal, a apenas cien metros del Palacio Real. El ratón trabó amistad con el rey niño, al que consiguió convertir en roedor para que pudiera viajar junto a él a las casas de las familias más desfavorecidas de Madrid y comprobar que en España había pequeños de su misma edad que pasaban hambre y todo tipo de calamidades.
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