«En la barra del bar me gritan más que en Zorrilla»
SERGIO G. SASETA
Domingo, 23 de septiembre 2007, 02:29
Santi Cuesta (Oviedo, 1971) es uno de esos ex jugadores del Valladolid que al acabar su carrera ha quedado muy unido a la ciudad. Tres temporadas vistió la camiseta del primer equipo blanquivioleta en Primera División, entre medias se convirtió en jugador perico. Ahora regenta dos bares en el barrio de la Victoria.
-Futbolista retirado, futbolista que monta un bar. ¿Tradición o casualidad?
-Los demás casos no lo sé. En el mío ha sido así, he pasado de correr la banda a correr la barra del bar. Es algo totalmente distinto. La barra es menos agradecida. Me chillan mucho más de lo que lo hacían en el campo y eso que es algo complicado. Hay que saber aceptar las críticas.
-Hostelero, ovetense que ha vivido en Barcelona y Valladolid. ¿Sidra, cava o vino?
-Gana la sidra, de manera descarada. Hay que tirar por lo que tenemos en casa, por la tierra. Aunque bueno, el vino no está nada mal. También prefiero las fabes antes que el lechazo.
-Usted es de esos futbolistas que una vez retirados se vuelven más 'chic'. Ha cambiado el balón por la pala de pádel.
-Es verdad. Pero aviso que yo sólo soy bueno en mi casa, no en la pista. La verdad es que cuando dejas el deporte, te pica el gusanillo de no parar y seguir haciendo algo. ¿Qué es lo más fácil y lo que menos cuesta? Pues el pádel. El campo es más pequeño y no hay que correr tanto.
-¿Ha superado ya el síndrome de la depresión posfútbol?
-La verdad que yo no he pasado esa depresión tan famosa. Eso sí, conozco a jugadores que después de retirarse están un poco más tristones. Por suerte eso no me ha sucedido a mí.
-¿Cuándo se dio cuenta de que el deporte profesional se había acabado para usted?
-En el momento en el que no podía ni con los pantalones. Cuando subía la banda, me daba la vuelta y miraba todo lo que me quedaba por recorrer. Era demasiado para mí. En eso momento dije: 'Tengo que dejarlo'.
-¿Qué es más duro, retirarse o que te retiren?
-He tenido la suerte de poder retirarme en el momento que he querido. Pero me imagino que será más duro que te jubilen.
-Las malas lenguas dicen que Barcelona es una ciudad muy peligrosa. ¿Qué opina desde su experiencia?
-Las malas lenguas y las buenas. Sobre todo por la noche es un sitio con sus peculiaridades. Pero es como todo. En todas las ciudades es lo mismo. Es peor si vas cuando eres un niño.
-Después de jugar en el Espanyol, volvió al Valladolid y parece que lo hizo con el 'jet lag'. Apenas disfrutó de minutos.
-Aquí se me cambió el horario completamente. La frase de 'madre mía, dónde me he metido' era la que más repetía. Pero bueno, estoy encantado de haber jugado en el Valladolid. Me lo ha dado prácticamente todo y seguiré siendo del Pucela toda la vida.
-Usted dijo eso de cuatro años en Primera, ahí queda eso y para qué más.
-Así es. La verdad estuve antes con los juveniles, pero no fueron temporadas completas. Los datos ahí están, no me los va a quitar nadie. He conocido muchas localidades y además gratis. Para qué quiero más.
-Aún después de jugar su precio de mercado sube como la espuma. Su cromo se cotiza al alza en la red.
-Eso suena muy bien. Estoy pensando en ir a Gran Hermano para ver si su precio sigue aumentando. Bueno, no creo que entrara aunque me dieran la opción. A mí la fama me pilló muy joven y las cosas no son como ahora. Si salías por la noche, no aparecías en las portadas de las revistas.
-¿Cree que cobran mucho los futbolistas actuales?
-Hacen bien en poner la mano y llenarse el bolso. Si se lo ofrecen, no van a decir que no. En el caso de que yo tuviera la oportunidad de ganar mucho dinero, la aprovecharía sin pensarlo.
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