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Raquel de la Cruz, en un partido con el Alcobendas.
«Lo de Nava es algo mágico»
Balonmano

«Lo de Nava es algo mágico»

Raquel de la Cruz dijo adiós tras 18 años de balonmano por una lesión de rodilla y ahora contempla una etapa repleta de grandes recuerdos

álvaro gómez

Lunes, 22 de febrero 2016, 16:30

El Balonmano Nava siempre es noticia. A título colectivo, un primer equipo estandarte y ejemplo de progresión, buen hacer y seriedad. Por debajo, una cantera con infinidad de equipos codeándose con los mejores en los torneos autonómicos y nacionales. Si se pone la lupa en el ámbito individual, al margen de las decenas de jugadores que llegaron a la elite tras curtirse unos años en Nava (todos se sienten ya parte de este club...), el club cuenta en los últimos años con varios naveros que alcanzaron las cúspide. Miguel Velasco, en Asobal, y Raquel de la Cruz y Cristina Maestro (en la División de Honor femenina) conformaban la increíble nómina de naveros en el 'top'.

En la actualidad, solo queda la portera del Mecalia Guardés. Primero fue Miguel Velasco quien colgó las botas y la última ha sido Raquel de la Cruz. En la reciente Gala del Deporte segoviano recibió el abrazo de la familia deportiva.

¿Tiene la sensación de haberlo dejado demasiado pronto?

Bueno las cosas son así; ojalá fuera eterno, pero en la vida hay etapas y el balonmano, de momento, no es un deporte con el que no puedes vivir. Yo siempre he tenido muy claro lo que quería hacer y he tenido una buena oferta laboral; después de un año de compaginar ambas cosas, he tenido que decidir. La lesión definitivamente me hizo borrar las últimas dudas que me quedaban.

¿Qué balance hace de su etapa como jugadora de balonmano?

Muy buena, he disfrutado al máximo desde las categorías inferiores, a la selección autonómica o selección española... y los años en División de Honor, con varios equipo. He disfrutado a tope, me llevo muchas amigas y no puedo pedir más.

¿El balonmano es como una gran familia?

-Sí, sin duda, somos una pequeña gran familia, nos conocemos todos y haces buenas amistades. Un pequeño mundo con lazos fuertes donde conoces gente s para toda la vida y que me llevaré conmigo siempre.

León, Valladolid, pero sobre todo Alcobendas, ¿no?

Sí, Alcobendas fue mi salto a la elite, allí comencé y allí terminé mi periplo en la División de Honor. En todos los sitios donde he estado disfruté, me trataron fenomenal y me encontré gente fantástica, pero en Alcobendas hice mi salto al balonmano profesional. Era muy joven, apenas tenía una preparación completa y allí me terminé de formarme. Además, allí también me retiré por lo que el recuerdo es especial. Alcobendas es como mi segunda casa. Por desgracia, mi etapa en Nava fue corta porque en cadetes no teníamos gente suficiente para hacer equipo y teníamos que juntarnos con Valladolid, en juveniles lo hice ya en Plata en Salamanca así que pude disfrutar poco con mi casa (dice con media sonrisa).

¿Cuál ha sido el mejor momento deportivo?

Creo que el ascenso, no te puedes imaginar que con tu grupo de amigas, de repente, te ves ¡en División de Honor! También el subcampeonato de Europa con la selección española junior y el año después el cuarto puesto en el Mundial; fueron muy, muy especiales y coincidí con gente que ahora está jugando olimpiadas, mundiales y europeos absolutos.

Ese Europeo no lo olvidará...

Desde luego, fue en Turquía, y jugamos la final frente a Dinamarca. Nadie apostaba por nosotras, éramos las más pequeñas, nos sacaban 20 kilos todas y terminamos luchando por el oro. Nos arrasó Dinamarca, nos ganó de diez, pero acabamos dando saltos de alegría porque nos supo a gloria después de ganar a Suecia en las semis. Fue una experiencia fantástica.

¿Sabe cuál fue su último gol?

No, claro, porque jugué mi último partido con Elche sin saber que sería el último. Si hubiera llegado al último, me acordaría perfectamente, pero así...

Como navera, ¿cómo ve el milagro de Nava compitiendo con trasatlánticos que le multiplican número de jugadores y presupuestos?

Lo de Nava es increíble, un efecto mágico y mucho trabajo. Un grupo de gente que se ilusionó por este deporte y se ha dejado la vida en ello, echándole muchas horas, mucho tiempo y con mucha dedicación. Yo recuerdo, por ejemplo, cuando jugando en categoría cadete, nos quedamos cuatro jugando, no lográbamos hacer ni un equipo y tuvimos que coger tres chicas de Valladolid para que completar el grupo y jugar en nuestro deporte. Es muy difícil lo que están haciendo, simplemente estar en División de Honor Plata y con tantos equipos por debajo en todas las categorías es maravilloso, creo que no se valora suficientemente todo lo que hacen.

¿Se ve entrenando o en algún proyecto relacionado con el balonmano?

(Duda) No lo sé me encanta y procuro verlo cuando puedo. Me cuesta todavía ver el balonmano femenino, la verdad. Siempre me ha gustado y de hecho, en Valladolid, empecé a montar un club, una escuela de balonmano, que tuve que dejar por motivos laborales. La verdad es que en Madrid todo es diferente, distancias, tiempos... todo se complica mucho, no lo descarto pero de momento es difícil.

Le homenajearon en Alcobendas, bonito detalle...

Fue muy bonito, ahí sí que lloré porque empecé a asimilar definitivamente que lo dejas y no volverás a jugar. Contenta por todo lo que te llevas, pero triste por lo que dejas atrás. Me costó especialmente el hecho de que, aunque había asumido que era mi último año, me quedaban algunos partidos para irme despidiendo. Sin embargo, me salió un bulto en la rodilla y el médico que aconsejó no volver a jugar porque podía tener algo grave y partirme la rodilla. Dudé, pero finalmente, pensé que lo más sensato era no volver a jugar.

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