El Alvia, tras el accidente en La Hiniesta, en la provincia de Zamora. MARIAM A. MONTESINOS

El Alvia accidentado redujo la velocidad de 125 a 78 kilómetros por hora antes de chocar con el todoterreno

Los maquinistas, que iban a la velocidad establecida, pusieron el freno al máximo en segundos, pero no pudieron evitar un impacto «muy violento»

El tren Alvia accidentado el martes a su paso por la localidad zamorana de La Hiniesta circulaba a 125 kilómetros por hora, la velocidad establecida para el tramo, y lo hacía en vía libre, es decir, sin ningún aviso u orden que obligara a reducir la marcha y con todas las señales en verde.

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Cuando los maquinistas del Alvia, que hacía el trayecto Ferrol-Madrid, observaron que había un obstáculo en la vía, pusieron el freno al máximo y trataron de detener el vehículo.

En cuestión de segundos, (se cree que pasaron entre 15 y 20 segundos desde que observaron el obstáculo hasta que se produjo el choque), lograron reducir la velocidad de 125 kilómetros por hora a unos 78 kilómetros por hora, la velocidad a la que el Alvia chocó con el todoterreno, según las primeras averiguaciones de los técnicos investigadores de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF).

Los técnicos han extraído los datos del registro embarcado de la locomotora, que es como la «caja negra» del tren. En este registro se guardan datos de la velocidad a la que iba el tren en cada posición del trayecto, de las señales que iba reconociendo, de las distancias recorridas y de las aplicaciones del freno.

Técnicos de la CIAF, órgano independiente adscrito a la Subsecretaría del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma), se trasladaron el mismo martes a La Hiniesta y han estado trabajando sobre el terreno para llevar a cabo la investigación, que es paralela a la judicial y que, en este caso, ha recaído en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Zamora.

Su labor ha consistido en la inspección del lugar del accidente y la recopilación de información.

Tras extraer los datos del registro embarcado, han explicado que el tiempo desde el que los maquinistas observaron el obstáculo en la vía hasta que se produjo el choque fue «muy limitado». Tan solo les habría dado tiempo a poner el freno de emergencia al máximo. El impacto se produjo entre unos 15 o 20 segundos después, según las primeras estimaciones de los técnicos, que todavía tienen que analizar en detalle los números para precisar aun más las circunstancias en las que se produjo el siniestro.

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También apuntan a que el tren tuvo poco espacio, entre 220 y 230 metros, para frenar antes del choque con el Land Rover que se había precipitado a la vía desde el puente elevado.

Teniendo en cuenta el peso de la locomotora y que llevaba mucha inercia, los técnicos consideran que el choque fue «muy violento».

De acuerdo al estudio que han llevado a cabo en la zona, creen que la locomotora arrolló al coche y lo arrastró a lo largo de un tramo. Después, la máquina habría saltado por encima del todoterreno y salió disparada hacia la izquierda, golpeando el desvío de la vía paralela y una topera de otra vía lateral, de la que arrancó un trozo.

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Finalmente, la locomotora se detuvo al impactar contra unos acopios de traviesas de hormigón que estaban apiladas en la base de mantenimiento de La Hiniesta.

Los técnicos investigadores de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios apuntan a que el choque se produjo sobre las 16:10 horas y, aunque en un principio pensaban que la caída del coche a la vía había sido reciente, creen que es posible que el todoterreno se precipitara por lo menos una hora antes, según puede desprenderse de las conversaciones con testigos de la zona que aseguran haber visto la valla doblada en ese intervalo de tiempo.

En este sentido, los investigadores han comprobado que el todoterreno accidentado no se vería al pasar por el puente con un turismo a no ser que la persona se asomara.

Otros de los datos que están recabando los técnicos de la CIAF tienen que ver con ese paso elevado, que, según han explicado, es un paso original de cuando se construyó la línea en el año 1952. Según han podido comprobar, la estructura y el trazado son los originales de cuando se construyó en los años 50, es decir, que se han mantenido igual, aunque sí que se han hecho arreglos como el cambio de las barreras laterales, que son biondas actuales metálicas.

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«Si esas biondas son correctas o no es otro de los puntos que tenemos que ver en detalle, pero no podemos aventurar nada de momento», han manifestado.

La hipótesis que barajan sobre el accidente del todoterreno es que el Land Rover, al ser un vehículo bastante alto, tumbó un poco la valla y esta, al quedar inclinada, «le hizo de rampa», por lo que el coche saltó por encima de la valla y calló. De hecho, en el guardarraíl se apreciaba la marca de las ruedas que habían pasado por encima. «Al ser un Land Rover, que son muy altos y están preparados para subir pendientes muy fuertes, podría haber subido por encima de la valla y haber caído», consideran los investigadores.

Con el material que han recabado en el lugar del accidente en La Hiniesta y la documentación que han solicitado, los técnicos investigadores comenzarán la próxima semana a elaborar un informe preliminar que calculan que esté finalizado en unos meses debido a que «la información está bastante clara».

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Es más, los técnicos, que todavía se encuentran en la fase de recogida de información de la investigación, consideran que no va ser necesario hacer pruebas especiales para conocer las circunstancias del accidente en el que fallecieron el conductor del todoterreno y uno de los maquinistas.

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