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Los caudales de la mayoría de los ríos de la provincia comenzaron a descender o a estabilizarse en la jornada de este viernes, cuando solo ... el Adaja, aupado por el Eresma, volvió a duplicar de nuevo su caudal en 24 horas -lo cuadruplicó en 48- hasta alcanzar un pico que rozó los cien metros cúbicos por segundo. Un volumen suficiente de agua para desbordar su cauce y anegar sus riberas, además de cortar algún camino, aguas abajo de Matapozuelos, después de la desembocadura del Eresma. Su caudal, no obstante, era ligeramente descendente, al igual que el de su afluente, a última hora de la tarde, aunque los dos ríos se mantienen por encima de su nivel de alerta y mantuvieron también elevado el volumen del Duero, que por segundo día se mantuvo estable en torno a los quinientos metros cúbicos por segundo en San Miguel del Pino y que mantenía anegadas parte de sus riberas desde su paso por la capital, por el barrio de Puente Duero.
«El Adaja baja desbordado en un punto habitual con las crecidas, a casi cuatro kilómetros del casco urbano, y simplemente anega sus riberas y puede cortar algún camino -incluidos los de paso del ramal de Madrid del hoy desierto camino de Santiago-, pero en un paraje en el que no hay riesgo o granjas afectadas», explicó el alcalde de Matapozuelos y presidente de la Diputación, Conrado Íscar. La escena se repitió aguas abajo hasta Valdestillas, donde el cauce es más profundo y solo cubrió aún más la plataforma inferior del depósito situado junto al puente.
También creció de manera moderada, aunque sin causar daños, el Cega, que registró un pico de 51 metros cúbicos por segundo. Su caudal comenzó a descender también durante la tarde.
El paso de la última borrasca de enero con nombre propio, 'Justine', volverá a traer rachas de viento muy fuertes, que podrían alcanzar los ochenta kilómetros por hora, este sábado en la provincia. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet)ha emitido un aviso amarillo en este sentido que abarca las horas centrales del día, desde la madrugada hasta las siete de la tarde. La borrasca, además, puede dejar alguna llovizna y aún en la jornada del domingo soplará el viento con fuerza, aunque amainará.
El que sí decreció este viernes de manera notable fue el caudal del Pisuerga, hasta dejar un pico de apenas 232 metros cúbicos por segundo -su punta del miércoles fue de 333- y abandonar definitivamente los paseos inferiores bajo el puente de Poniente. Las consecuencias de esta crecida moderada del principal río de la capital pueden apreciarse aguas arriba, en el Puente Mayor, donde los troncos ciegan ya tres ojos y han formado un espeso islote entre los pilares del paso. «No sé limpió meses atrás, cuando ya se acumulaban bastantes troncos, y ahora urge su limpieza para evitar posibles daños en el puente», apuntó el presidente de Los Amigos del Pisuerga, Luis Ángel Largo, quien volvió a ofrecer la ayuda de sus voluntarios para llevar a cabo esta tarea «cuanto antes».
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