Opositores en vilo por el cierre de los gimnasios
93 aspirantes a catorce plazas de bombero de la Diputación de Valladolid afrontan el miércoles las pruebas físicas y llevan un mes sin poder acudir a un centro deportivo
El miércoles llegará un día crucial para los aspirantes a una de las catorce plazas de bombero conductor que ha convocado la Diputación de Valladolid. Los 93 opositores que lograron pasar el primer examen se enfrentan por fin a las temidas pruebas físicas, en las que deberán demostrar su gran estado de forma subiendo cinco metros por una cuerda sin ayudarse con los pies en menos de 15 segundos y, también, superando unos exigentes test de agilidad, potencia del tren inferior, resistencia y natación. Estas pruebas tienen fama de estar entre las más duras de las que se exigen en una oposición, y todos los que se enfrentarán a ellas no han podido prepararlas a conciencia por culpa del cierre de los gimnasios, decretado por la Junta para evitar contagios.
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Miguel Pastor lleva seis años estudiando y entrenando con el objetivo de ser bombero. Ahora, tras lograr la segunda mejor nota en el primer examen, toca esa meta con la punta de los dedos y no oculta que para él fue un mazazo recibir la noticia del cierre de los gimnasios. «En las pruebas físicas tengo que ir 'como un avión' porque mi futuro depende de ello. No puedo estar un mes antes de ese momento sin entrenar», reconoce Miguel, que ha tenido que utilizar su ingenio para continuar con su preparación. «He tenido que buscarme la vida. Si estoy sin subir la cuerda un mes, el día que llegue a la prueba no lo voy a hacer bien. Así que me he comprado una cuerda igual que la que usamos en los entrenamientos y he estado haciendo la prueba debajo de un puent. La ato arriba, con un mosquetón y una cuerda de seguridad, y así he tenido que practicar para que el cierre del gimnasio no me afectara», se sincera este opositor.

Alejandro Hortal es otro opositor a bombero, pero él en esta ocasión no se presentará a las pruebas físicas del miércoles. Lleva tres años preparándose para formar parte de la plantilla de un parque y no oculta que este parón obligado es un obstáculo en su camino hacia conseguir su ansiada meta profesional. «Hay ciertas pruebas, como la piscina o subir la cuerda que, lógicamente, no se pueden hacer en casa. Se necesita un determinado material o unas condiciones para practicarlas que solo se dan en un centro deportivo. Nos toca apañárnoslas como podemos, en instalaciones que hay en los parques, pero no son un gimnasio, evidentemente», explica Alejandro.
Este joven de 27 años se ha presentado a dos oposiciones de bombero, una para el Ayuntamiento de Vigo y otra para el de Valladolid, pero no logró superarlas. Al ver que es tan complicado lograrlo, ha decidido concurrir también a las oposiciones para Policía Local de Valladolid, que se convocarán en las próximas semanas. Hasta ahora se ha presentado a tres convocatorias de Policía Local y en todas ellas logró pasar las pruebas físicas, pero falló en la teoría. Todo ese bagaje le ha aportado la experiencia necesaria para hacer afirmaciones categóricas sobre lo que puede suponer el cierre de los gimnasios para un opositor a este tipo de plazas. «Para esto es fundamental la continuidad. Un parón te hace perder el ritmo y ante esta situación no podemos quedarnos parados», explica.
Si, como señala Alejandro Hortal, un opositor con pruebas físicas no puede «quedarse parado», el siguiente protagonista lo va a tener muy complicado para lograr su meta, ya que se encuentra confinado por mantener contacto estrecho con un positivo y el vaivén de cierres y aperturas de los gimnasios también le ha afectado de lleno. José Miguel es un mecánico que lleva toda la vida soñando con ser bombero y ahora, a sus cincuenta años, quiere convertir ese sueño en realidad y se está preparando a conciencia para lograrlo. «Empecé a prepararme en septiembre y pesaba 85 kilos, ahora estoy en 77 y mi preparador me dice que tengo que bajar hasta 75», explica José Miguel, que sabe por experiencia propia que un aspirante a bombero no puede pesar ni un gramo de más.
«Me presenté el año pasado en noviembre y no pude pasar la prueba de la cuerda», rememora este opositor para añadir después que para poder pasar todas las pruebas físicas es fundamental poder acudir al gimnasio. «Lo lógico sería que en estas restricciones dejen la mano abierta a los que necesitamos ir al gimnasio porque nuestro futuro depende de ello», incide.
Carlos Asensio es el dueño del gimnasio más longevo de Castilla y León, el Asensio, dónde ha preparado a infinidad de opositores para que superasen las exigentes pruebas físicas que se requieren. «El opositor que no puede tener continuidad en el gimnasio tiene muy complicado sacar la nota que merece», sentencia Carlos, que tienen claro que el cierre de los gimnasios ha afectado a personas de todos los perfiles. «Tengo un cliente que tiene una enfermedad rara que le ha hecho perder los reflejos. El entrenamiento le ha permitido mejorar muchísimo y cuando ha vuelto del confinamiento ha dado un paso atrás. Hay gente que necesita ir al gimnasio por salud y su calidad de vida está empeorando por estas decisiones», explica Asensio, que opina que poner freno a la pandemia es fundamental, aunque piensa que «se tendrían que estudiar los casos antes de tomar una medida generalizada».

«Llevamos toda la vida trabajando nuestro cuerpo y esto nos frena»
Los deportistas federados en deportes olímpicos sí que pueden acudir al gimnasio, lo que deja fuera de esta salvedad a los competidores en culturismo, una práctica deportiva que no es olímpica. Javier Gutiérrez fue campeón del mundo de culturismo natural en 2018 y no oculta que le está costando adaptarse a la nueva realidad. «Me aburre entrenar en casa. Al principio lo cogí con ganas: preparé garrafas, barras y lo organicé para que esto no fuera un problema, pero lo ha acabado siendo», explica Javier, que ante tanta complicación ha tomado la decisión de tomarse un año sabático. «¿Para qué voy a estar todo un año a dieta, sacrificándome, si está todo cada vez más difícil?», se pregunta.
Por su parte, Lidia Fernández, campeona de España de la disciplina 'bikini fitness', sigue preparándose en casa para competir, pese a los problemas. «Intentas suplir las carencias que tienes con bandas elásticas, pero no tienes ni la misma motivación ni puedes hacer ejercicios con la misma intensidad», explica esta vallisoletana.
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