Un macrorrescate de animales con parada en Valladolid
Un criadero de Galicia con más de 2.000 ejemplares entró en quiebra y familias como la de Gloria y Thomas se sumaron a una red de solidaridad para dar una nueva vida a dos conejas
Una historia de solidaridad se extendió por toda España en cuestión de días. Un criadero gallego, de los más grandes de España, entraba en quiebra y, por tanto, se pretendía sacrificar a más de 2.000 animales entre conejas, chinchillas, hámsteres y jerbos si no aparecían adoptantes para todos esos ejemplares. Las chinchillas y los jerbos encontraron acomodo en los primeros días, pero se buscaba un nuevo hogar para las conejas y los hámsteres.
Publicidad
Las redes sociales se volvieron imprescindibles y diferentes santuarios y particulares empezaban a dar cobijo a esos animales ante tal necesidad desde todos los rincones de la geografía nacional. Una ola de solidaridad que llegó hasta Valladolid de la mano de Thomas Hardy y Gloria González. Una pareja joven que no dudó en echar una mano para adoptar a las conejas rebautizadas como Molly y Shelley. «Llevábamos tiempo planteándonos dar compañía a Frankie (otro conejo de ocho años) y ante la situación que estaban padeciendo estos animales, no lo dudamos», detallan Thomas y Gloria.
Fue gracias a los santuarios Vacaloura y Espíritu Libre (con los que se puede contactar para cualquier ayuda a través del mail adopcionsvacaloura@gmail.com), para los que la joven pareja afincada en Valladolid se deshace en halagos. Tras la decisión, se pusieron en contacto con otros adoptantes de la provincia y uno de ellos emprendió el camino para «sacar del horror» a varios ejemplares. «No tenemos coche, pero uno de los adoptantes se pudo acercar para traernos a Molly y Shelley», añaden.
Y lo que se encontraron al ver a las dos conejas fue «mucha preocupación». «Vienen de estar en jaulas angostas y de rejilla. Es lo que todos los expertos no recomiendan. Se han visto imágenes en las que verdaderamente estaban en una situación complicada», explican.
Pero todo eso cambió en un único trayecto. Molly y Shelley pasaron de estar encerradas a campar libremente por un piso en el corazón de Las Delicias. Una alfombra de unos seis metros cuadrados, una cesta para hacer las necesidades y una especie de habitáculo para descansar es el espacio que ahora atesoran en su día a día. «Realmente pueden andar por toda la casa. Ahora ya pueden dar esos saltitos de felicidad que antes no daban. Se están adaptando muy bien a la vivienda y a compartir momentos con Frankie», detallan Thomas y Gloria mientras parten rodajas de un pepino para sus mascotas.
Publicidad
Animales de compañía
«Muchos se han sorprendido de que tengamos a unos conejos como animales de compañía. Es verdad que en España no se ve mucho porque sin querer se asocia este animal a un producto alimenticio», refleja la pareja adoptante de Valladolid, que lamenta la situación que se ha vivido con el cierre del criadero. «Lo tratan como un negocio y les da igual lo que pasa si cierran. Estas conejas venían con un agujero en la oreja al estar marcadas con un número; ahora ya tienen su nombre y unas mejores condiciones», prosiguen.
Precisamente, la oreja perforada no ha sido el mayor inconveniente, pues han precisado de servicios veterinarios desde el primer día. Ahora ya se encuentran bien, pero han sido esterilizadas, además de estar sometidas a análisis de sangre y diversas pruebas para controlar el estado de salud. «Venían muy delgadas, menos mal que hemos contado con la ayuda de la veterinaria Arca de Noé, que económicamente también ha puesto su granito de arena a esta situación», agregan.
Publicidad
La vida ha cambiado tanto para estas conejas que actualmente degustan canónigos, heno y pepinos de premio. Un nuevo hogar que ha llevado a sus propietarios a esconder todos los cables de la casa para evitar sustos. «Hasta hemos comprado una cámara de bebés para vigilar», apostillan antes de invitar a la adopción de los animales.
«No somos partidarios de que se compren animales. Con esa opción, se paga y te llevas el animal. Con la adopción ayudamos a esos animales, porque en los santuarios y centros de acogida se pasan entrevistas y se lleva un control del animal una vez que lo tienes», concluyen Thomas Hardy y Gloria González, que han sido parte de una red solidaria en el que no se ha sacrificado ningún animal. «Hay alguno que está aún en algún santuario esperando a su nueva familia; aún quedan muchos animales por adoptar», sentencian.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión