
1953: espaldarazo internacional de Estados Unidos
165 aniversario de El Norte de Castilla ·
El convenio firmado el 23 de septiembre de 1953 con el Gobierno de EEUUdisponía ayuda económica por 1.184 millones de dólares y el establecimiento de bases militares, y fue un balón de oxígeno para los intereses de FrancoLos Gobiernos de España y los Estados Unidos de América han concluido hoy tres acuerdos con el fin de reforzar la preparación del Occidente para el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacional. El primero de ellos se refiere a la construcción y uso conjunto por España y Estados Unidos de ciertas instalaciones militares; el segundo a la ayuda económica y el tercero a la ayuda para la organización defensiva de España.
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Los acuerdos han sido firmados en Madrid por el ministro español de Asuntos Exteriores, don Alberto Martín Artajo, y el embajador de los Estados Unidos en España, honorable James Clement Dunn».
Apenas había transcurrido un mes desde la firma del Concordato con el Vaticano cuando el Régimen daba otro gran paso en su estrategia de reconocimiento internacional: la firma de una serie de acuerdos de ayuda mutua con los Estados Unidos, superpotencia que lideraba el bloque occidental y capitalista de la Guerra Fría. Rubricados el 23 de septiembre de 1953, lo cierto es que la aproximación de Estados Unidos a España se había producido años atrás. Así, los primeros embajadores en regresar a nuestro país después de que en noviembre de 1950 la ONU revocara la prohibición fueron los de EEUU y Gran Bretaña.
Pero fue sin duda la Guerra de Corea, el primer conflicto de envergadura de la Guerra Fría, el que incentivó el interés norteamericano por la posición geoestratégica de España lo que se reflejó, aquel año de 1950, en la concesión de un préstamo por valor de 62,5 millones de dólares. No cabe duda de que la obsesión anticomunista de Franco podía más, a ojos de Estados Unidos, que el carácter dictatorial del Régimen.
La diplomacia militar norteamericana se esforzó desde entonces en presionar para poder utilizar suelo español a cambio de una compensación económica. A ello obedeció la entrevista que mantuvo el almirante Sherman con Franco en julio de 1951, si bien el presidente Harry S. Truman mantenía serios recelos ante un Gobierno, el franquista, que no toleraba otras prácticas religiosas que no fueran las católicas. Por eso el triunfo, en 1952, del candidato republicano Dwight Eisenhower allanó el camino. Tanta importancia daba Franco al convenio con Estados Unidos, que él mismo controló directamente toda la operación, bien personalmente, bien a través de Carrero Blanco y de los hombres de confianza de este: el general Vigón, jefe del Alto Estado Mayor, y José Félix de Lequerica, embajador de España en Washington, por lo que el ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo, quedó en un discreto segundo plano.
El convenio hispano-norteamericano constaba de tres piezas diferenciadas: ayuda para la mutua defensa, ayuda económica y técnica, y convenio defensivo. España cedía bases territoriales para uso militar (Torrejón, Rota, Morón de la Frontera y Zaragoza) que, aunque en teoría eran de uso conjunto, en la práctica fueron de exclusivo control norteamericano, y la ayuda económica estadounidense ascendía a 1.184 millones de dólares entre 1951 y 1963.
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«La firma de estos acuerdos marca el feliz término de las negociaciones iniciadas en abril de 1952, que han sido concluidas por el embajador Dunn, con la colaboración de una comisión militar que preside el mayor general A. H. Kissner, y de una comisión económica presidida por el honorable George F. Traian, del lado americano, y de parte española, por el Ministerio de Asuntos Exteriores, asesorado por el Alto Estado Mayor y los Ministerios militares y por el Ministerio de Comercio», destacaba El Norte de Castilla.
Más allá de las ventajas económicas obtenidas, que algunos historiadores juzgan no obstante escasas, el verdadero interés del convenio era político: la Dictadura franquista dejaba así de estar aislada en el ámbito internacional y se convertía en aliado de la primera potencia occidental; esta, por otro lado, no cesaba de ensalzar la defensa de los valores de la libertad. Dos años después, la entrada de España como miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas significaría la consolidación internacional del Régimen franquista, por lo que la esfera exterior dejó de ser un problema grave para los dirigentes españoles.
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Mantener la paz
El 27 de septiembre de 1953 El Norte de Castilla recogió la firma de tres convenios con EEUU, «defensivo, de ayuda mutua y económico» para «el mantenimiento de la paz».
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