El consumo de butano se dispara en marzo y roza las 8.500 bombonas

Son la principal fuente de energía que muchos vallisoletanos del medio rural utilizan en sus viviendas para tener agua caliente, cocinar y sobre todo caldear sus hogares durante los meses más fríos del año. Su precio y versatilidad, ya que tiene multitud de usos y llega donde otras no lo hace, junto a la cuestión económica –se paga por lo que se consume– la convierten en la primera opción en los pueblos, tanto para uso doméstico como para la restauración.

A pesar de que en marzo la hostelería estuvo paralizada como consecuencia de la declaración del estado de alarma –el sector es una gran usuario de las bombonas de butano, representa cerca del 15% de la facturación–, el uso doméstico se ha disparado y las ventas totales han experimentado un aumento del 18% en Valladolid respecto al mismo mes de 2019, según datos recabados a través de agencias comercializadoras por Repsol (principal distribuidora en la provincia), compañía que apunta que «este mes de marzo hemos vendido casi 8.500 botellas diarias» en el conjunto de la comunidad.

Y es que aunque el mes pasado no ha sido muy frío, las ventas se han incrementado en toda la geografía nacional debido a la pandemia de la covid-19. En la comunidad autónoma esta subida ha sido del 1,6% en las ventas de GLP envasado (bombonas) respecto de lo vendido en marzo de 2019. Asimismo y según concretan desde Repsol, en Castilla y León se habría producido un aumento del 6% en la venta de butano (producto asociado de manera habitual al consumo doméstico) como consecuencia del confinamiento y un descenso del 8% en las ventas de propano, debido al parón de la hostelería.

Más del 80% de las bombonas se entregan en el domicilio del consumidor. De ahí que, desde que arrancara el confinamiento, se hayan intensificado las medidas de protección individual de los repartidores. «Ahora son más extremas, ya que tenemos que ser conscientes de la situación que estamos viviendo», explica Roberto Ramos, que desde hace dos décadas recorre la provincia de Valladolid llevando el gas butano a multitud de hogares de Medina de Rioseco, Villabrágima, San Pedro de Latarce, Villalón de Campos, Mayorga, Bolaños de Campos, Medina del Campo, Alaejos, Nava del Rey, Rueda y Matapozuelos.

Los repartidores han añadido a su habitual uniforme pantallas faciales, guantes desechables y mascarillas, y en los almacenes se desinfectan los envases con una solución de agua y lejía conforme a las dosis recomendadas por Repsol. La entrega de las bombonas y el trato personalizado que tienen con los clientes y siempre ha sido seña de identidad del gremio «ha cambiado mucho, ya que ahora no nos vemos», concreta Ramos, que señala que «muchos dejan el dinero en un plato de café cerca de la bombona o en un sobre. El contacto no existe y las conversaciones que teníamos antes también han cambiado mucho, ya que o no nos vemos o son sobre el coronavirus».

El protocolo de entrega establece además que hay que mantener de manera rigurosa los dos metros de distancia de seguridad respecto al cliente. Lo que no se ha modificado con la pandemia es el coste que abona el consumidor. A través del Real Decreto-ley 8/2020, de 17 de marzo, de medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19, el Consejo de Ministro decidió suspender la revisión de los precios de la bombona regulada para los siguientes tres bimestres, por lo que desde el 17 de marzo el importe del envase de butano de 12,5 kilos continúa siendo de 13,37 euros.

Con el encierro forzoso ha cobrado todavía más importancia que se mantenga el suministro de este hidrocarburo a través de compañías como Gas MRM 2009 SL, propiedad de Antonio Álvarez Alba, que distribuye bombonas de butano a más de un centenar de pueblos de las comarcas de Medina de Rioseco, Medina del Campo y Mayorga, con una sucursal de la empresa en cada una de estas localidades.

Álvarez Alba, desde su establecimiento de Medina de Rioseco, destaca que los pedidos han crecido el 10% con el servicio de más de 350 bombonas entre las tres zonas. Cada botella tiene una duración de un mes. Si bien el consumo disminuyó hace años en municipios grandes como Medina del Campo y Medina de Rioseco con la llegada del gas ciudad, «son todavía muchas viviendas del mundo rural las que utilizan este hidrocarburo para tener agua caliente y cocinar». Por eso Álvarez Alba señala que «no podemos dejar a la gente sin butano».

Gas MRM 2009 SL sigue las constantes indicaciones que recibe desde Repsol Butano a través de circulares, entre las que se encuentra la obligatoriedad de dejar las botellas de butano a las puerta de las casas. Además, los seis repartidores de la distribuidora siguen las medidas preventivas para evitar los contagios llevando guantes, mascarillas o pantallas y usando geles desinfectantes. Antonio Álvarez es plenamente consciente de la importancia de la seguridad de los trabajadores, por lo que ha adquirido todo ese material en China, un coste «con el que no se contaba».

Los protocolos de protección contra el coronavirus contemplan también la desinfección diaria de las bombonas que van a ser repartidas. Los pedidos se pueden seguir haciendo en horario de mañana y tarde, con una persona diferente en cada turno, con el fin de que «si hay un contagio, se pueda mantener el servicio». De la misma forma, Repsol Butano aconseja también que haya un repartidor de vacaciones con el objeto de poder sustituir a otros en caso de infección.