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Juan Pablo II, en Segovia, en 1982. :: EL NORTE
CARTA PASTORAL

'Ora pro nobis'

ÁNGEL RUBIO

Domingo, 29 de mayo 2011, 03:53

El pasado día 1 de mayo, primer domingo de este mes, fue beatificado el Papa Juan Pablo II, probablemente el beato -y esperamos que también muy pronto santo- que más millones de personas ha podido conocer y escuchar en vida pues el eco de su voz ha recorrido de extremo a extremo los confines de la tierra.

El postulador de la causa de beatificación de Juan Pablo II señala especialmente dos características de su pontificado: la misericordia y la solidaridad. Todo su pontificado, que se prolongó entre los años 1978 y 2005, fue un elocuente y claro signo, no sólo para los católicos, sino para la opinión pública mundial, para personas de todas las razas y credos. La reacción mundial a su estilo de vida, al desarrollo de su misión apostólica, al modo como soportó su sufrimiento, a la decisión de continuar su misión petrina hasta el final como querida por la divina providencia, y finalmente, la reacción a su muerte, con la popular aclamación "¡Santo, ya!" que pudimos escuchar el día de su funeral, todo ello, es base sólida de la experiencia de haberse encontrado con la personalidad que era el Papa.

Los fieles experimentaron que era un 'hombre de Dios' que ve los pasos concretos y los mecanismos del mundo contemporáneo 'en Dios', con la perspectiva de Dios, con los ojos de un místico que alza su mirada sólo a Dios.

Fue claramente un hombre de oración; tanto es así que sólo en la dinámica de unión personal con Dios, de la escucha permanente a lo que Dios quiere decir en una situación concreta, fluía la entera actividad del papa polaco. Quienes estuvieron más cercanos a él pudieron ver que, antes de sus audiencias, ya fueran jefes de Estado, altos dignatarios de la Iglesia o sencillos ciudadanos, el pontífice se recogía en oración.

Juan Pablo II se dedicó totalmente al servicio del Señor ya fuera para el bien de la Iglesia o para el del hombre que es «el camino para la Iglesia», contando siempre con la ayuda e intercesión de la Virgen María de ahí su lema 'totus tuus' (todo tuyo). Esta es la razón de ser de los ciento cuatro viajes apostólicos internacionales, de los encuentros diarios con la gente, con los responsables de las comunidades eclesiales, con cardenales y obispos, con representantes de otras Iglesias y Comunidades cristianas, con los líderes de otras religiones y con los laicos. Depositó su confianza en los jóvenes para que fueran protagonistas de los nuevos tiempos y tuvieran la voluntad de no defraudar ni a Dios ni a la Iglesia, para que fueran constructores de Europa y solidarios con el resto del mundo; porque se puede ser moderno y profundamente fiel a Cristo.

Esta beatificación servirá para que más jóvenes españoles se animen a participar en la JMJ. El Beato Juan Pablo II fue para los jóvenes un guía seguro, un punto de referencia para su fe y, sobre todo, un gran amigo. Ellos le acompañaron durante sus viajes apostólicos y en los últimos momentos, al término de su vida, sus palabras se dirigían a ellos.

En el lecho de su muerte, el Papa Juan Pablo II manifestó: «Queridos jóvenes. Durante mi vida he ido a buscaros y ahora vosotros venís a mí». Desde su muerte jóvenes de todo el mundo han visitado su tumba pidiendo siempre que el Padre Dios les conceda un milagro por su mediación. Estas visitas, lo mismo que la participación multitudinaria de jóvenes en su beatificación en Roma, confirman la relación del Papa con los jóvenes, parecida a la que tienen los padres con los hijos.

Cuando en la tarde del día 4 de noviembre de 1982 Juan Pablo II visitó Segovia, toda la ciudad y la diócesis entera le acogió con los más vivos sentimientos de veneración, gratitud y comunión. Junto al Acueducto proclamó con fuerza «el hombre moderno vive también la 'noche oscura' en lo absurdo de tantos sufrimientos físicos, morales y espirituales». «Para esta noble tierra segoviana» impartió su bendición apostólica como garantía de revilitacion eclesial.

Agradecemos y recordamos todavía aquella visita que realizó a Segovia, a la que podríamos corresponder peregrinando a su sepulcro en Roma. Todavía estamos a tiempo. Beato Juan Pablo II, 'ora pro nobis'.

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