Leyendas
FRANCISCO CANTALAPIEDRA
Viernes, 27 de mayo 2011, 02:16
De todos mis amigos que han hecho perras comprando y vendiendo, ninguno fue jamás a la escuela de negocios. Incluso algunos ni siquiera pasaron por la de don Baudilio, que enseñaba quebrados en clase. Pero casi todos se forraron oteando el horizonte como lo hacen los perros perdigueros, con la diferencia de que unos buscaban pajaritos y otros encontraban negocios. A día de hoy, algunos de ellos, pese a estar casi retirados y viviendo de las rentas, olisquean el aire de la ciudad y saben, a ciegas, dónde hay un solar en venta, un traspaso a precio de saldo o cualquier otra oportunidad de esas que hacen (o hicieron) ganar dinero a espuertas. En mi casa se hablaba con admiración del dueño del Ideal Piquío, de don Santiago López o de la tienda de don Emilio Mata, que con las reglas básicas aprendidas sacaron adelante a su familia y descendencia aplicando durante toda su vida el sentido común. Mi madre siempre ponía de ejemplo la saga de don Pedro H. Mateo, que, creo, tuvo finca y coches de línea y, según la mitología al uso, encendía de vez en cuando un puro con un billete de cien pesetas. Ignoro qué asignaturas aprenderán los alumnos que frecuenten centros como este, pero estoy seguro de que todos esos personajes de leyenda no envidiarían a los nuevos expertos, por muy titulados que sean de la Bussines School of Valladolid (atención: está en inglés).
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