
Secciones
Servicios
Destacamos
MÓNICA RICO
Jueves, 25 de noviembre 2010, 01:43
Vegas de Matute. En la falda de la sierra de Guadarrama podemos encontrar bellos paisajes y municipios que los quieren y los cuidan. Este es el caso de Vegas de Matute, donde lugares como el río Moros, su llegada al embalse de Los Ángeles, un valle de piedras calizas y un gran sabinar son algunos de los espacios en los que poder disfrutar de la naturaleza y del medio ambiente.
En el camino de uno de sus afluentes, el arroyo del Zancao, nos encontramos unos restos, recuperados como parque arqueológico. Se trata de las antiguas caleras tradicionales, que fueron recuperadas con el fin de transmitir de una manera más fehaciente el cómo y por qué de este oficio hoy olvidado.
Una calera es el lugar en el que se fabricaba la cal mediante un procedimiento que consistía en cocer piedras calizas en hornos a altas temperaturas. La calera del Zancao cuenta con cinco hornos, dos de ellos dobles, todos ellos con la misma distribución, en la que se incluyen dos componentes fundamentales: una cámara de combustión parcialmente enterrada para evitar pérdidas de calor y un cuerpo delantero llamado solar o portal, en el que se almacenaba la leña y cobijaba a los caleros durante la cocción.
Los hornos del Zancao ofrecen un paseo por las caleras de Vegas de Matute, situándonos en el conjunto más antiguo del municipio, que se remonta al siglo XVI. En el lugar se pueden observar varios hornos. Según cuentan los dos primeros se construyeron entre el arroyo que les da nombre y el cerro del castillo, situándose en esta zona cinco hornos más, el último de ellos en el siglo XVIII. Pero la fabricación de cal continuó su auge, por lo que en el municipio se continuaron construyendo estas estructuras, aunque por falta de espacio se buscaron otras ubicaciones, en parajes del municipio conocidos como La Tejera, La Lobera o La Dehesa. En este punto se construyó el último del municipio, ya tras la Guerra Civil. Fue destinado a la cocción de tejas.
A través de varios paneles interpretativos, en Vegas de Matute no olvidan esta industria que durante años fue la base principal de la economía del municipio, a pesar de la dureza del oficio del calero. Estos debían cortar ellos mismos la leña que después calentaría el horno y extraer la piedra caliza, con la que construir una bóveda, bajo la cual se encendía el fuego y sobre la que se situaban el resto de piedras. Esta bóveda también se quemaba y se convertía en cal, por lo cual había que rehacerla tras cada uso del horno.
Lo que a simple vista parece algo sencillo, no lo era tanto, ya que existían varios condicionantes para que la piedra se quemara de la forma prevista. Así, entre piedra y piedra había que dejar el espacio suficiente para que circulara el calor, pero con estructura firme. La selección de la piedra era otro punto importante, pues si se encontraba otro material distinto a la caliza, éste podía estallar con el calor y provocar el hundimiento del horno e incluso herir al calero.
La variedad geológica de la zona fue uno de los condicionantes para la instalación de estas caleras en Vegas de Matute. Pero sin duda el mayor revulsivo para esta industria en el municipio fue la construcción del palacio Real y monasterio de El Escorial, a unos kilómetros del lugar, una obra en la que se invirtieron grandes cantidades de cal, parte de la cual fue extraída de las caleras de la localidad.
De hecho, en el archivo General de Simancas se conserva un documento a través del cual se registran pagos a nueve caleros de Vegas de Matute que entregaron cal con destino a la obra de El Escorial, fechado el 16 de abril de 1564.
La producción de cal en el lugar paró en el año 1960, al ser un material que no podía competir con el cemento, ya que además del calado de casas se utilizaba para hacer mortero.
Según los expertos, hace siglos se denominaba únicamente Las Vegas, toponimia que hace referencia a la situación del lugar; por entonces dependía de Matute, lugar que recibió este nombre llegado de mano de sus repobladores, procedentes de La Rioja, donde existe otro municipio con el mismo nombre. Tras la unión de los dos barrios se denominó Vegas de Matute.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.