
VICTORIA M. NIÑO
Sábado, 18 de septiembre 2010, 02:43
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La agenda de Parker en España está llena de compromisos. Un congreso en Burgos, un nuevo birrete de doctor honoris causa, la presentación de su última biografía de Felipe II y ahora el Hay Festival. A pesar de todo, siempre guarda un par de días para 'beber' en el Archivo de Simancas, adonde llegó por primera vez en 1966. Y allí nos encontramos. «Siempre hay documentos nuevos. Isabel Aguirre, jefa de sala, me tienta y me dice, Parker hemos catalogado documentos nuevos, y yo los reviso», afirma el hispanista británico profesor de la Ohio State University. «Hay un diálogo constante entre historiadores y archiveros, dependemos de ellos». Hace tiempo que Parker añadió a sus investigaciones -Felipe II y la historia militar de la modernidad- el cambio climático. En breve publicará un libro sobre este fenómeno en el XVII.
-¿Qué caracterizó el cambio climático del XVII?
-Ahora tenemos subida de temperaturas, un calentamiento general. El del XVII fue una bajada dramática de entre dos y tres grados de media. Una reducción tan dramática afecta a las cosechas. Hubo otros dos cambios en el XIV y hace 80.000 años, pero este es el más reciente.
- ¿Influyó en la política?
-Sí, hubo más guerras, revoluciones, fracasos de relaciones. No soy determinista con el cambio climático pero es un factor que se añade al humano, como la propensión de los gobernantes a la guerra. Felipe IV no tuvo un año de paz durante su reinado. Siempre pedían más impuestos a los vasallos lo que en tiempo de cambio climático es una tontería peligrosa, por eso coincidieron la rebelión de Cataluña, Portugal, Nápoles, Sicilia en 1640.
-¿Por qué cambió el clima?
-Un siglo de temperaturas más frías, entre 1620 y 1720. Lo llamamos la pequeña edad de hielo. Galileo inventó el telescopio en 1610 y enseguida observó las manchas solares, y había un ritmo de once años, como hoy. Entre 1640 y 1710 hay menos manchas solares que en un año de este siglo. Es decir, la energía solar disminuyó. Segundo: el fenómeno de 'El Niño'. Normalmente hay uno cada cinco años. Entre 1640 y 1660 hay uno cada dos años. 'El Niño' deja mucha lluvia en América y más sequía y más frío en la Europa Atlántica. Tercero, se dan en 1640 muchísimas erupciones volcánicas que dejan polvo sulfúrico en el aire, que a su vez rechaza la energía solar.
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-¿Cuáles fueron las consecuencias?
-Malas cosechas por un clima extremo, en 1620 el Bósforo se puede cruzar andando sobre el hielo. La cosecha en 1630 en Castilla es muchísimo menor. Un gobierno sagaz disminuye los impuestos, hace previsiones, depósitos y reservas de grano. Ni Felipe II ni Felipe IV lo hacen. Esas son las reglas del siglo XXI, me pueden contestar, y sería así si no existiera el ejemplo de Japón. Allí también se dio el cambio climáticos y su gobierno fue el único que tomó estas medidas: el arroz es solo para comer y el campo solo para plantar arroz.
-¿Hay paralelismos entre la falta de previsión de antaño y la de hoy?
-Seguimos igual. ¿Para cuántos días tiene depósito España si se da una situación crítica de desabastecimiento de alimentos? ¿Cuántos en Ohio? Allí, ocho días. Hoy tenemos el ejemplo en Egipto. Rusia no proveerá de grano por los incendios y Egipto ha advertido que solo tiene reservas para nueve meses. ¿Qué pasará en el décimo? Hay paralelismo en las manifestaciones extremas del clima. Hemos empezado este año con la tragedia en Haití, tenemos inundaciones en Pakistán, incendios en Rusia y ahora en Nicaragua. Un cambio abrupto crea problemas y hoy no somos capaces de enfrentarnos a ellos sin prepararnos. No veo preparación aunque todos los años hay monzón en Pakistán.
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- ¿Con qué herramientas técnicas cuenta?
-Hay dos archivos, el humano, el documental, pinturas, las señales en los puentes. La fecha en que la cosecha se cobra indica el tiempo de labranza determinado por el clima. En el XVII es en septiembre. También hay un archivo natural, el tamaño de los glaciares, los anillos de los árboles, el fondo de los lagos. El problema de integrar el clima en la historia es reconciliar esos dos archivos.
-No abandona la historia militar. ¿Late lo mismo en Flandes que en Irak?
-Después de terminar mi 'Crisis mundial', escribiré una segunda edición de 'La revolución militar'. Hay cambios enormes en la dotación armamentística, pero sigue siendo imposible que 130.000 soldados americanos puedan ocupar Irak (25 millones de habitantes) igual que lo fue para el duque de Alba, que con 10.000 españoles no pudo ocupar los Países Bajos, donde vivían tres millones de habitantes. La escala ha cambiado; el problema, no.
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-Sigue ampliando su 'Historia de la guerra' (Akal). ¿Con qué fuentes ha contado para las últimas ediciones?
-Soy afortunado por tener como colega a Peter Mansoor, que es profesor ahora, pero fue oficial ejecutivo, el número 2 de David Petraeus. Mansoor me enseñó cómo fue la guerra en Irak. Así que lo tuve de fuente cercana.
-Así que ha sido casi periodista más que historiador.
-La frontera entre periodismo e historia es difusa. Dicen en América que el periodismo es el borrador de la historia. A Mansoor le pedí claves, cuando estaba en Bagdad, en 2008. Hay muchísima documentación en webs oficiales. Todos los actos de CPA, que cometió tantos errores, están. Actuaba como historiador con un guía que me señaló: No hubo Plan B, no se sabía qué hacer tras tomar Bagdad. Un Irak destruido químicamente era lo que esperaban y no fue así. No hubo guardias para asegurar edificios. Segundo, no conocían las diferencias entre chiíes y suníes. Tercero, no había suficientes tropas. En el Congreso de EE. UU. el máximo responsable de los tres ejércitos, Shinseki, tuvo que contestar a la apelación de que tras la victoria cuántas tropas necesitarían. Él dijo: «Mucho más de lo que tenemos ahora, quizá 500.000». Donald Rumsfeld le cesó afirmando: «Si podemos tomar Irak con 130.000 soldados, podemos permanecer allí con los mismos efectivos».
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-¿Qué tienen en común los discípulos de Elliot?
-Todos tomamos de él varias cosas. El mandato de aprender muchas lenguas, leer siempre el documento en su totalidad, no recoger más material de lo que puedes usar para escribir, que la documentación te domine. No escribas libros que nadie quisiera leer, no respondas preguntas que nadie se hace. Y buscar un enfoque global, aunque sea de algo particular de un sitio, compararlo.
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