De Neptuno a Cibeles
Con dos equipos de aficiones históricas, Madrid rezuma fútbol en el fin de semana que se decide quién es el mejor equipo de Europa
SARA MEDINA HERRERO
Viernes, 21 de mayo 2010, 02:41
M ueve cantidades ingentes (y escandalosas) de dinero, acapara portadas y para rotativas, crea ídolos y casi semidioses, pero por encima de todo, genera ilusiones. El fútbol, esa nube que entremezcla ingredientes deportivos, financieros y sociológicos, es parte fundamental del ocio y del turismo en Madrid: de Cibeles a Neptuno, de La Castellana a las orillas del Manzanares, merengues y colchoneros, los dos equipos de Primera de la ciudad forman parte del escenario urbano. Y estas semanas de vorágine futbolera, con el fin trepidante de la Liga, la Europa League y la Copa del Rey, se rematan mañana con la final de Champions entre dos históricos del balompié europeo con seguidores entregados, antes de dejar paso al Mundial sudafricano que vuelve a unir, al menos durante unas semanas, aficiones irreconciliables el resto del año. Bayern de Munich e Inter de Milán se juegan mañana el título de mejor club del continente en el estadio del considerado mejor equipo del siglo XX: la casa del Real Madrid, el Santiago Bernabéu. El equipo de Florentino Pérez ha cerrado otra temporada en blanco, en la que no ha podido añadir ninguna copa más a esa Sala de Trofeos que es una de las joyas que esconde el estadio y parada obligada en el Tour del Bernabéu: el paseo con el que el club madridista presenta a los 'merengues' y a cualquier aficionado al fútbol la historia de este equipo centenario, abriendo cada día las puertas para que puedan conocer los entresijos de un edificio que ha visto nacer a verdaderos mitos del balón, desde que en 1947 el legendario Santiago Bernabéu decidiera construir una nueva instalación deportiva para sustituir al añejo Chamartín.
La visita del Tour ideado por el club comienza subiendo a lo más alto del estadio en uno de los ocho ascensores panorámicos, con los que se puede descubrir Madrid de otra manera, y permite una espectacular vista general del campo, con capacidad para casi 80.000 espectadores. Al bajar, gigantescos paneles recogen la historia del estadio, su evolución y transformación, testigo de noches triunfales y de momentos a veces inolvidables pero otras olvidables. Tras caminar por las gradas que invaden los madridistas los días de partido, se llega a una de las zonas más exclusivas y lujosas: el palco presidencial y su antepalco. Desde su reubicación en el 2003, el palco está comunicado directamente con la zona de vestuarios, uno de los lugares que más curiosidad despierta entre los aficionados. Aunque el vestuario local permanece cerrado, se puede pasear por el visitante -gemelo al del Real Madrid- y examinar cada rincón: la pizarra en la que los rivales revisan jugadas, las taquillas y duchas o la piscina jacuzzi.
El túnel de vestuarios, que comparten los rivales antes de saltar al terreno de juego, permite acceder al mítico césped y curiosear los banquillos y zonas técnicas. La siguiente etapa es la Sala de Trofeos, que reúne gran parte de la historia del club, exhibiendo el palmarés del equipo, uno de los más laureados del mundo, con un mural gigantesco que recuerda a todos los jugadores que han vestido alguna vez la camiseta del primer equipo. El recorrido diseñado para el Tour finaliza en la sala de prensa y en el Área Real Madrid (el marketing manda), la tienda oficial del equipo.
Desde el Manzanares
Trofeos, objetos y piezas museísticas comparten espacio en el museo de uno de los equipos que este año ha dado alegrías a una afición de fe inquebrantable: el Museo Atlético de Madrid bucea en el tiempo gracias a la vasta colección donada por Pablo Ornaque, que viaja hasta la época en la que el club colchonero era aún el Atlético Aviación. Hay entradas, fotografías, pequeñas piezas de la historia rojiblanca, con maniquíes equipados con atuendos de los años veinte... la evolución de las camisetas oficiales del club, de los balones, de las botas.
El espacio principal del Museo aloja las mejores piezas de la colección de Pablo Ornaque, con cromos, juguetes y artilugios varios de los que conformaron el imaginario colectivo de varias generaciones. Con los recuerdos puramente deportivos, se mezclan los cedidos por insignes atléticos del mundo del arte: el capote de José Tomás, el bombín de Joaquín Sabina... que preceden a una galería que muestra a los futbolistas que marcaron las épocas del club, pero también a una de las aficiones más carismáticas del mundo.
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