

Las calles de Segovia apenas notan el regreso al nivel 4 de alerta
Los paseos y los vermús en el interior de los bares marcan las primeras horas tras el aumento del riesgo de contagio
Hace un mes, la buena evolución de los datos epidemiológicos permitió a Segovia bajar del nivel 4 al nivel 3 de alerta. Fue la primera provincia de la región en hacerlo, aunque en la práctica apenas se notó en sus calles. Los comercios permanecieron con los mismos aforos, los bares y restaurantes apenas notaron el incremento de la capacidad máxima permitida en el interior de sus locales y en los cines, teatros y centros comerciales el levantamiento de algunas restricciones apenas tuvo efecto.
Cinco semanas más tarde, y de nuevo con el mal tiempo como protagonista, la provincia ha regresado al nivel 4 de alerta epidemiológica ante el incremento de casos detectados durante los últimos días. Y de nuevo, los cambios en las restricciones apenas han tenido efecto a primera vista en el día a día de la ciudad. La movilidad entre provincias de Castilla y León se mantiene mientras se prohíbe con la Comunidad de Madrid, lo que en la práctica se traduce en que Segovia apenas reciba visitantes de fuera.
Por todo ello, la fotografía que este domingo presentaba la ciudad se parecía mucho a la del día anterior, pese al aumento del nivel de alerta. En las calles del centro había movimiento y pequeñas reuniones de amigos y familiares, pero sin ningún amago de aglomeraciones o concentraciones. Incluso encontrar aparcamiento cerca del Acueducto fue una tarea relativamente sencilla para quienes decidieron pasar el primer domingo de 2021 por el centro de la ciudad.
En la Calle Real, la vía más transitada de Segovia, no hubo problemas para transitar. Aquello de tener que esquivar peatones por las calles Cervantes o Juan Bravo es una costumbre segoviana que parece que tardará en volver. Ni siquiera el comienzo de las rebajas en varios de los establecimientos del centro motivó una mayor afluencia de personas por el centro.
Con el comercio un día más bajo mínimos, la hostelería tampoco vivió una gran jornada de domingo. La ausencia de turistas sigue haciendo mella y el mal tiempo, con temperaturas que apenas superan los cero grados durante el día, tampoco ayudan a que los segovianos decidan salir de casa. Aunque hay muchos que sí lo hacen y aprovechan los últimos días de vacaciones escolares de los más pequeños, que continúan por la Plaza Mayor con el rodaje de los juguetes traídos por Papá Noel a la espera de lo que puedan traer los Reyes Magos en unas horas. Quizás a alguno le caiga un patinete, cuyos usuarios se dejaron ver este domingo por Segovia tras el cambio de normativa de la DGT.
Y para entrar en calor, la fórmula más empleada es tomar el café o el vermú en el interior de los bares y restaurantes. Cada vez son menos los 'valientes' que desafían al frío y prefieren permanecer en las terrazas. De hecho, en la avenida del Acueducto la mayoría de las sillas y las mesas permanecen apiladas y sin montar junto a las estufas apagadas. Y en la Plaza Mayor, donde sí están montadas en su totalidad, más de la mitad están sin ocupar pese a que su aforo máximo permitido no ha variado con el cambio del nivel de alerta (permanece en el 75%).
El Pedro Delgado, cerrado
Otra de las consecuencias del aumento del nivel de alerta epidemiológica ha sido la reducción de los aforos permitidos en recintos deportivos, que ha llevado al CD Segosala ha celebrar a puerta cerrada el encuentro de la División de Honor Juvenil que iba a enfrentar a su equipo con el San Cristóbal de Segovia. Sin asientos preasignados, en instalaciones deportivas cubiertas tan solo se permite la asistencia de un máximo de 20 personas.
Es en el interior de bares y restaurantes donde prefieren estar los segovianos. Y desde este domingo es un poco más complicado. Aquí si se ha notado la disminución de aforos del 75 al 33% (del 50 al 33% en el caso de los grandes salones). Y aunque en la práctica el número de mesas está más condicionado por la necesidad de mantener los dos metros de separación en cada una de ellas, en algunos casos se ha traducido en la retirada de varias. «Hemos tenido que quitar tres mesas de ayer para hoy», explica Domingo Jorge, del Café de San Millán. «Y seguimos teniendo que decir a cada uno donde se tienen que sentar», añade.
En su caso, afirma que pueden aguantar mejor durante estos meses debido a su menor dependencia del turismo y a una clientela fija que no les ha dado la espalda, aunque reconoce que percibe miedo entre la gente por la evolución de la pandemia. «Al final se trata de intentar sobrevivir el tiempo que dure esto», comenta Domingo Jorge, quien confía en volver a doblegar la curva epidemiológica para que no se produzca un tercer cierre del sector. «El problema no está en la hostelería. El problema son las personas que no piensan en los demás», concluye el propietario del Café de San Millán, que pone el foco en otras aglomeraciones como las que se producen en el transporte público.
También teme un nuevo cierre del sector Antonio Martín, del bar Los Soportales. Considera que el aumento de las restricciones y la limitación de aforos «se notará muy poco» en los bares y restaurantes. Sin turistas, y durante unos meses de enero y febrero que tradicionalmente suelen ser los más flojos para el sector, considera complicado siquiera alcanzar el 33% del aforo que permite la Junta de Castilla y León.
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