Los decesos prácticamente duplicaron a los nacimientos durante el año 2018
Salamanca lleva más de tres décadas con saldo vegetativo negativo, pese al ligero repunte de la tasa de fecundidad durante el último año
D.B.P. / WORD
SALAMANCA
Jueves, 12 de diciembre 2019, 11:12
Salamanca no remonta. El Instituto Nacional de Estadística publicó ayer los últimos datos disponibles sobre natalidad y mortalidad en las provincias españolas y la nuestra está entre las que mejoran, auque dicha mejoría es completamente insuficiente para cambiar una situación pésima. Los datos del INE están recogidos durante 2018 y el primer semestre de 2019.
Las cifras de 2017 era aterradoras. Las de 2018 son apenas un poco mejores. Según el INE, en 2018 hubo 6,24 nacimientos y 12,06 fallecimientos por cada 1.000 habitantes. Los decesos duplicaron a los alumbramientos.
La buena noticia, si se la puede llamar así, está en que pasamos de 6,07 nacimientos por 1.000 habitantes en 2017 a los ya citados 6,24 en 2018. La tasa de mortalidad se mantuvo en 12. No es para echar las campanas al vuelo, ni mucho menos, pero algo es algo.
¿ Qué significan estas cifras? Primero, que Salamanca sigue con el saldo vegetativo negativo (llevamos así desde 1988). Y segundo, que 2018 será recordado como el segundo peor año de la historia moderna de Salamanca en lo que a población se refiere, únicamente por detrás de 2017.
Quien quiera ver el vaso medio lleno (alguien habrá) podrá consolarse sabiendo que la tasa de fecundidad aumento en 2018 y que nacieron 518 niños por cada 1.000 defunciones, frente a los 503 alumbramientos del año anterior. Además, el saldo entre inmigración y emigración exterior es positiva: vienen casi ocho inmigrantes extranjeros por cada tres que se marchan. El saldo interior es negativo (se marchan más ciudadanos españoles de Salamanca de los que recalan aquí), aunque la diferencia es muy poco significativa.
La provincia lleva más de 30 años perdiendo población de manera natural porque mueren más personas de las que nacen. La 'España vaciada' es objeto de debate a nivel nacional, pero Salamanca lleva décadas padeciendo ese fenómeno. Y según los datos del INE, uno de los pocos clavos ardiendo que nos quedan es la citada inmigración exterior, que sigue siendo positiva.
Dentro de poco acabará 2019 y, si se cumplen las previsiones podríamos incluso recordar con nostalgia el triste 2018. De acuerdo a los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadística, entre enero y junio de 2019 vinieron al mundo 995 nuevos salmantinos, mientras que 2.092 vecinos nos dejaron para siempre. La diferencia asciende a 1.097 personas. Si el segundo semestre de 2019 es como el primero, terminaremos el año con menos de 2.000 nacimientos y más de 4.000 fallecimientos.
Consecuencias
Los efectos de estas cifras son palpables en el día a día. Salamanca envejece y se vacía (sobre todo la provincia, pero la capital lleva el mismo camino).
La edad media de los vecinos, además, nunca había sido tan alta y ya alcanza los 48,04 años. La esperanza de vida está en 84,69 años y es también la más elevada de la historia, con lo que ello conlleva de incremento de la población dependiente y necesita de cuidados médicos.
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