Taller de cocina en el centro de día La Cantera.

Aspace tutela los únicos pisos de la región para afectados de parálisis cerebral

La Asociación dispone de una alternativa residencial para cualquier edad, desde 0 a 100 años

sandra baz

Martes, 5 de agosto 2014, 12:15

La Asociación de Padres de Personas con Parálisis Cerebral y Encefalopatías Afines de Salamanca fue constituida en 1979, por un pequeño grupo de familias, para dar respuesta a las necesidades de sus hijos, afectados con esta discapacidad. La entidad surgió con el fin de proporcionar educación integral a unos niños que no tenían cabida en la red de centros públicos o privados existentes en la época. El objetivo era que a través de técnicas de pedagogía, rehabilitación, estimulación precoz, terapia ocupacional, fisioterapia, psicomotricidad y logopedia se consiguiera la normalización y la integración social de estas personas. La lucha y el tesón de los padres por el bienestar de sus hijos «y el absoluto convencimiento de que si no lo hacemos nosotros no lo va a hacer nadie», comenta el presidente de la entidad, Enrique Dacosta Genicio, hizo que los progenitores se embarcaran en el titánico proyecto de conseguir un colegio para sus hijos. Una vez conseguido el primer objetivo, continuaron con la creación de dos residencias, dos pisos tutelados, dos centros de día y servicios múltiples como flota de autobuses propia.

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Cuando a una familia le comunican que tiene un hijo con parálisis cerebral, «te lo sueltan como un jarro de agua fría», comenta Sonia Monar Nieto que tuvo un embarazo y un parto completamente normal y que en ningún momento sospechó la noticia. «Su hijo tiene parálisis cerebral y se va a quedar como un vegetal», le anunciaron al nacer.

Una vez que los padres aceptan la realidad de su nueva situación comienzan a luchar por el bienestar de sus hijos, de un modo u otro, la mayoría de las familias contacta con Aspace y comienza su nueva vida. «La familia se encuentra con una noticia extraordinaria y que no preveía. Ahí es donde entramos nosotros. Somos una fuente y un punto de referencia para esas familias», comenta el presidente de Aspace.

La entidad pone a disposición de los padres un programa amplio que abarca cualquier necesidad de sus hijos, tenga la edad que tenga. Si el niño tiene, de 0 a 3 años, puede hacer uso del programa de educación temprana. A partir de los tres años, un lesionado cerebral se puede escolarizar en el centro de educación especial El Camino que actualmente cuenta con 52 alumnos y 41 profesionales para que la educación y la rehabilitación sea lo más individualizada posible. Carlos tiene 8 años. Tiene una parálisis del 100%. No habla ni anda y ve muy poquito. «La escolarización de Carlos nos permite tener una vida normalizada», asegura su madre Sonia Monar Nieto. En el colegio ha adquirido hábitos de alimentación y recibe rehabilitación a diario. Pero, otros niños no tienen tanto grado de afectación como Carlos y adquieren más habilidades y tienen mayor autonomía. Cada niño alcanza un desarrollo dependiendo de sus posibilidades. Los alumnos vuelven a su casa cada día, salvo los que no viven en la capital o los que no puede ir a su domicilio, por diferentes motivos, en esos casos se quedan en una de las residencias. La residencia Araluz dispone de 30 plazas y la de Oropéndola de 33 plazas.

Cuando los alumnos cumplen 21 años, dejan el colegio, y acuden a uno de los dos centros de día, que prestan asistencia a 113 discapacitados, donde el más joven tiene 22 años y el mayor 65. En los dos centros de día, tanto en La Cantera como en Entrecaminos, se ofrecen dos tipos de servicios, uno formativo -integrado por las áreas de pedagogía, ocio y tiempo libre,...-, y otro de rehabilitación - con terapia ocupacional, atención psicológica, psicomotricidad, logopedia...-. Isabel García Navarro, psicóloga del centro, ha explicado que para algunas actividades se dividen en grupos heterogéneos, para que los que más posibilidades tienen ayuden a los más afectados. Y que en otras actividades trabajan con grupos homogéneos porque hacen talleres en los que necesitan que los participantes tengan habilidades parecidas como en el de cerámica u otras manualidades en las que trabajan sobre todo la psicomotricidad fina. García Navarro también explicó que trabajan mucho la dinámica de grupo. «Cuando fallece un familiar o un compañero hay que elaborar el duelo», señaló. No todos los integrantes están igual de afectados. Hay personas que van en silla de rueda como Pedro Borreguero, de 48 años que vive en la residencia de Oropéndola, o personas como Ana Herrero, de 34 años, que es una de las «andarinas» (que es como llaman en el centro a los que se mueven por su propio pie) y que vive en un piso tutelado, de lunes a viernes, y el fin de semana se va a su pueblo, Pitiegua.

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Los pisos tutelados son una alternativa al servicio residencial más tradicional. Su ubicación y características les permiten impulsar objetivos prioritarios para las personas como la inclusión activa en el medio y la participación en todas las actividades de la vida diaria en las que pueden desarrollar o adquirir competencias y satisfacer una necesidad básica: la de disponer de un hogar, tranquilo y propio en el que vivir. Actualmente, Aspace cuenta con dos viviendas en propiedad en el casco urbano de Villamayor, acogiendo en cada uno de ellos a cinco residentes que son apoyados, en todo momento, por profesionales cualificados. Esta experiencia de modelo residencial para personas con parálisis cerebral iniciada en el año 2001 es la única en Castilla y León.

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