Un estudio detecta hasta 204 especies de árboles y arbustos en la ciudad
El profesor Enrique Delgado, tras un minucioso trabajo en parques y jardines, cataloga 53 familias botánicas
f. caballero
Domingo, 15 de noviembre 2015, 14:05
La variedad de árboles y arbustos plantados en la ciudad de Palencia resulta desconocida para el gran público. ¿Quién conoce que en el término municipal de la capital palentina, exceptuando el monte El Viejo, existen 204 especies de árboles y arbustos que pertenecen a 53 familias botánicas? Esta laguna ha quedado cubierta con un trabajo científico realizado por el profesor Enrique Delgado Huertos titulado Árboles y arbustos en la ciudad de Palencia. Geografía urbana de la vegetación de parques, calles y jardines. Este documento ofrece una información contrastada de la riqueza arbórea que se ha venido plantando en las últimas décadas, gracias a la labor del departamento de jardines del Ayuntamiento de Palencia. Enrique Delgado distingue el árbol, que es la planta que tiene un tronco que separa la copa de la tierra, y el arbusto, cuyas ramas forman un conjunto pegado al suelo.
El origen de este trabajo hay que situarlo en varios frentes, según explica el autor del mismo. Enrique Delgado recuerda los trabajos de formación de los estudiantes de Magisterio para que sirvan como guías del parque de las Huertas del Obispo en el programa municipal Palencia de cerca. Asimismo, Enrique Delgado recibió el encargo de escribir dos artículos para el libro Palencia + lugares con acento, dedicados al parque del Salón de Isabel II y al Canal de Castilla. «Me planteé entonces elaborar una guía completa de árboles, como ya existe en otras ciudades. Se trataba de poner en valor uno de los mejores recursos y una cara amable de nuestra ciudad, puesto que tiene una proporción de zonas verdes por habitante muy elevada», según explica Enrique Delgado.
El estudio se completó en 2013 y después de varias llamadas para que fuera publicado en una edición de papel, el autor se decidió a subirlo a la web, tras una actualización de los datos. Ya tiene 600 descargas.
La metodología ha sido un trabajo netamente de campo. «Parque a parque, calle a calle, zona verde a zona verde, de toda la ciudad, y anotar lo que me encontraba en distintas épocas del año, en distintas horas del día, porque cambian mucho los parques. Hay ejemplares que están ocultos porque la luz no les enfoca directamente», explica Delgado Huertos. Tras esta recopilación de datos, ha habido una tarea de contraste de la información con María José Puertas, técnico de parques del Ayuntamiento de Palencia y con otras fuentes bibliográficas y de jardinería y botánica.
El monte El Viejo no se ha incluido porque ya lo había estudiado Enrique Delgado con anterioridad y elaborado un catálogo de la vegetación de esta zona.
Las 204 especies de 53 familias constituyen una cifra alta para lo que es Palencia. Enrique Delgado se remite a un catálogo similar de Burgos, que recopiló 74 especies. La razón de esta variedad la explica por la acción de los servicios de jardinería de Ayuntamiento, «que han ido metiendo especies, según veían que se acomodaban o adaptaban a nuestras características ecológicas». «El criterio del Ayuntamiento ha sido diversificar muchísimo el patrimonio arbóreo de la ciudad», agrega Enrique Delgado. Los existencia de tantos árboles se debe a la acción humana, no porque los haya favorecido el ecosistema. «Un tercio del total de las especies son propias de aquí, que se pueden dar espontáneamente en Palencia o en la provincia, algunas son exóticas, y las hay también invasoras», agrega el profesor.
La variedad de especies es positiva para la ciudad, según Enrique Delgado. «El hecho de la variedad es asistir a un espectáculo casi permanente en cuanto a la floración o a la tonalidad de las hojas en otoño. La diversidad empieza porque tenemos arbustos amarillos, rosados, anaranjados, con flores azuladas, rojas, intensas Esto es tremendamente vistoso para una ciudad. Y cuando llega el otoño, la ciudad se pone con los colores del vino del liquidambar o los amarillos intensos de los fresnos o el color de los nogales, que es un amarillo bellísimo, o los cobrizos de los robles». Para el autor del estudio, «la diversidad tiene dos virtudes: el componente paisajístico y bellísimo y que impide que las enfermedades se transmitan a gran velocidad, impide que tengamos una monotonía y que una enfermedad acabe con un número importante de ejemplares».
En este sentido recuerda que todos los frutales que se han ido incorporando en los últimos años, que ha sido muchos y muy variados, son propensos a contraer enfermedades. «Si formaran grandes agrupaciones, podríamos en un momento determinado asistir a una desaparición costosa, tanto en términos económicos como paisajísticos».
Enrique Delgado considera que los palentinos no son conscientes de esta riqueza arbórea que existe en la ciudad. «Hay como una cierta indiferencia», asevera, aunque reconoce que se ha encontrado casos de un solo ejemplar de una especie determinada, y cuando ha preguntado en el Ayuntamiento por qué estaba ahí, le han respondido que son los ciudadanos los que espontáneamente los plantan, y como no estorban a nada ni a nadie, los han dejado.
Delgado Huertos considera que hay un antes y un después de la constitución de los ayuntamientos democráticos, a finales de los años setenta del siglo pasado. «La ciudad era muy monótona, con plátanos de indias en la avenida de Valladolid o en el río; los castaños de indias estaban en el paseo del Sotillo o en algunas zonas del Salón o la acacia de flor blanca» asegura. Hasta el año 1979, la ciudad tenía 120.000 metros cuadrados de parques y jardines. En la actualidad, hay 1.230.000 metros cuadrados, es decir la superficie se ha multiplicado por diez.
La entrada de árboles nuevos se ha producido por modas. Primero entraron los ciruelos de Japón, así como variedades de coníferas. «Cada época ha tenido sus árboles de moda», sentencia el geógrafo palentino.
La zona más rica de Palencia es Pan y Guindas y el campus universitario. El Salón tiene más de sesenta especies distintas, aunque en este caso reconoce que es un parque que ha evolucionado mucho, ya que se han retirado especies y se han incorporado otras. «Según han avanzado la jardinería y los viveros en el sistema de acomodación de árboles, han ido proponiendo a los responsables de jardinería de las ciudades que adopten nuevos ejemplares», explica Delgado. El árbol de Júpiter con una flor fuerte, fucsia, que está plantado en el sector de La Balastera o en la subida a la torre de San Miguel, es tardío, de principios de la década del 2000, o el liquidambar, que era un árbol que da el color a la ciudad de Oporto y aquí se introduce en los mismos años, o el almez, especie de la que solo había un ejemplar gigantesco en la explanada del Auditorio del Salón y que ahora se han plantado en el centro comercial de Las Huertas, entre el aparcamiento y la carretera.
El árbol más espectacular de la Huerta de Guadián es un pinsapo, que es una conífera, un abeto especial, aunque lo que domina es el paseo de castaños de indias, «que es el que da sabor al parque, da sombra y aporta ese escenario tan interesante tanto en el verano como en el invierno», señala.
Entre las anécdotas que ha recopilado durante el proceso de elaboración del estudio, cita que le costó «sudores identificar un árbol». Se trata de un sauce de hojas de fresno que se encuentra en la avenida de los Derechos Humanos. «Es único en toda la ciudad. Tiene una floración extrañísima en el mes de abril, y tras descartar especies, comprobé de qué se trataba», apostilla.
Enrique Delgado recuerda también que en su época de vicerrector, cuando se habilitó La Yutera como campus universitario, hizo que se plantaran dos especies singulares, el cinamomo y el madroño.
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