Si el otro día Cuixart quitó el micrófono a Colau mientras la abucheaban, Ylènia Morros, concejal por la CUP de Feminismos de Navarcles (Barcelona), se ... lo quitó a un cómico mientras actuaba en las fiestas (y la abuchearon a ella). Censuró las bromas sexuales «no pertinentes» que podían «ofender» al colectivo LGTBI. Albert Boira lo único que hacía era «visibilizar una orientación sexual en primera persona», refiriéndose a sí mismo en un pueblo del interior donde muchos están en el armario.
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Él mismo se considera activista (¿no lo es la pesada de Hannah Gadsby?) y disculpa a Morros. Cree que su intención era buena. La concejal ha dimitido, pero dice que lo decidió hace tiempo. Lo ha justificado porque son un gobierno de izquierdas y lo único que hacen es gestionar, en lugar de transformar el mundo. Amárrame los pavos. El mundo ahora se transforma con la superioridad merluza de unos políticos infantilizados. Como si gobernara la niña sueca.
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