
Pues sí que se ha ofendido la gente con Rosa Díez al agradecer esta en el acto de Colón la asistencia a «los españoles de ... bien». Como si eso no fuera lo normal (anormal) en política. Como si fuera la única que se apropia de la bondad o de la decencia. Ya no nos acordamos de Irene Lozano animando antes de las elecciones madrileñas del cuatro de mayo a llenar de decencia las urnas.
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Y a Pablo Iglesias, después, lamentándose de no haber podido formar un gobierno decente. Claro, porque la gente que no lo votó prefería un gobierno indecente. Siempre recordamos el debate entre Giscard y Mitterand en 1974 para las presidenciales francesas.
La frase del primero: «Usted no tiene el monopolio de la generosidad», después de que Mitterand enumerara los problemas sociales. Que gentuza y buena gente hay en todos sitios. Ya decía Chaves Nogales que los idiotas y los asesinos habían actuado con idéntica profusión en los dos bandos que partieron España.
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