Luis Miguel Pascual, en el lugar donde sufrió un infarto en la Monumental de 2020. Antonio de Torre

Luis Miguel Pascual, un infarto borrado de la memoria

Este segoviano ha vuelto a correr tras desplomarse en la Monumental de 2020, una carrera de la que solo recuerda el calentamiento con su hijo

Miércoles, 8 de febrero 2023

Luis Miguel Pascual no recuerda nada entre el calentamiento de la Carrera Monumental de 2020 y su despertar en la UCI del Hospital General de ... Segovia. Y eso que grabó un breve vídeo al paso por el Alcázar diciéndole a su mujer que estaba bien. Segundos después, se desplomó en la calle Daoiz, víctima de un paro cardiaco. La ambulancia y la reanimación de un policía local le salvaron la vida, un ejercicio de justicia poética para alguien que ha dedicado 40 años de la suya a la Escuela de Socorrismo de Segovia. «Es la prueba de que lo que yo hago tiene sentido, yo también he hecho RCPs y he salvado a gente. Me gusta pensar que la vida me ha devuelto un poquito de lo que yo le he dado».

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Con una vida vinculada a la natación, Luismi no empezó a correr hasta 1997. La excusa, el triatlón que organizó el Casino de la Unión en memoria de José Carlos Casado. Era un formato 'sprint', apenas cinco kilómetros. «La idea era hacer la carrera y ya está, pero descubrí que correr engancha». Desde el punto de vista de un nadador, fue un descubrimiento. «En la piscina estás solo, hablas con los demás cuando paras. Así como la natación es un deporte en el que cuesta un poco ponerse a un nivel bueno, en la carrera es fácil. En cuanto te quieres descuidar estás corriendo cuatro kilómetros». A ello le añade la logística: basta ponerse unas zapatillas. «Llegas de trabajar y te vas a correr, no necesitas nada más. Y en Segovia tienes la ventaja de estar a cinco minutos de las afueras desde casi cualquier sitio de la ciudad».

Su físico es de nadador, de fuerza, lejos de la finura de un corredor de distancias largas. «No tengo el tipo Javi Guerra», bromea. «Los corredores populares suelen estar chupaditos; yo soy más bien musculado». Así que este «mal corredor» compitió en duatlones y triatlones con el Casino y llegó a ser subcampeón de veteranos de Castilla y León. «Porque solo éramos dos», aclara. Nunca pasó de los cinco kilómetros. Llegó entonces el desafío de la Monumental y sus 10 kilómetros, una decisión que explica. «En Segovia hay muy bien ambiente; hay clubes, mucha gente y es muy fácil tener un par de amigos que también corran, habitualmente más que tú».

Él asume su nivel, va a un ritmo suave cuatro o cinco kilómetros. «Yo nunca he hecho un 5.000 a cinco minutos el kilómetro; mi tiempo es 7:00 o 7:30, una patata, pero soy capaz de correrlos». Se planteó su primera Monumental, en 2018, como un entrenamiento largo que terminó por encima de la hora y diez minutos. «Me supuso una satisfacción enorme». Así que en 2019 se propuso volver, pero un catarro frustró sus planes. Volvió en 2020 a por otro entrenamiento. «Sin prisas, sin ninguna presión».

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Su mujer estaba de excursión en Guadalajara y él se comprometió a mandar aquel vídeo a mitad de carrera. «Tengo una sensación extrañísima cuando lo veo». Le salvó ir en la cola; primero, llegó el policía y, acto seguido, la ambulancia. Tras dos descargas, recuperó el pulso. Le llevaron a Valladolid para un cateterismo y volvió pronto a casa. Las zapatillas se quedaron un año en el armario. «Primero, porque el cardiólogo me dijo que despacio; y porque he tenido muchísimos efectos secundarios de la medicación». Hasta que no le quitaron un fármaco parecido al Sintrom no recuperó el vigor.

Más de 800 inscritos

El primer día que volvió a correr lo hizo con su hijo. Lo justo, un par de kilómetros. «Fue como cuando te encuentras con un viejo amigo. Nunca he dejado de hacer deporte ni de leer, así que he estado un año subiéndome por las paredes». Se apuntó al grupo de entrenamiento del IMD, pero no se ha puesto un dorsal desde el infarto. Quería reaparecer en la Carrera de Fin de Año, pero el tendón de Aquiles se lo impidió. Promete que volverá a competir. «La guinda del pastel te la pone hacer alguna carrera. Es el acicate para salir. Este verano alguna haré, seguro».

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La Carrera Monumental, que el domingo dará a las 11 de la mañana la salida a su undécima edición junto al Acueducto, vivió con Luismi su momento más tenso. «No sabíamos qué era lo que procedía, si paralizar la carrera, dar los premios o que se acabara la fiesta. Las noticias fueron buenas y decidimos seguir», subraya Daniel Gutiérrez, uno de los organizadores. La asistencia fue muy rápida, mérito de Julián Muñoz, el responsable sanitario del evento. «Siempre sobredimensiona el tema y eso al organizador le da tranquilidad porque sabes que no va a faltar absolutamente de nada; hay de más».

Con las inscripciones, abiertas, hasta mañana a las 15:00 horas, los organizadores han superado ya los 800 atletas –más de los que cruzaron la meta en 2022– y prevén rozar el millar, cerca del cupo máximo para un recorrido con recovecos que no aconsejan una participación masiva. «Cuando hicimos esta prueba queríamos dar a conocer Segovia y que tuviera una repercusión económica directa. ¿Qué usamos para eso? Aunar deporte, cultural y gastronomía». De ahí su itinerario por una treintena de monumentos del casco histórico. «El recorrido duro, pero es parte de la gracia. Adoquines, subidas, bajadas, giros…»

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