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Fernando Conde y Javier Suarez, con su libro en la Plaza Mayor. RAMÓN GÓMEZ
Fernando Conde y Javier Suárez presentan 'Hijos del olvido', los anónimos ignorados de Castilla y León

El rescate de los anónimos olvidados de Castilla y León

Fernando Conde y F. Javier Suárez presentan en Valladolid 'Hijos del olvido', que recupera treinta grandes historias ignoradas en la región

Viernes, 16 de diciembre 2022, 00:29

¿Sabía usted que la corte de Felipe II estaba a la vanguardia de los avances científicos del mundo? ¿O que la reina Isabel la Católica tuvo un Consejo Asesor de Mujeres? ¿O que el teólogo de Salamanca Domingo de Soto enunció la ley de la gravedad antes que Newton? Son sólo algunas de las historias que el lector encontrará en 'Hijos del olvido', un ensayo que Fernando Conde, F. Javier Suárez de Vega y José María Nieto (autor de las ilustraciones originales), presentaron ayer en el Teatro Zorrilla.

Son treinta historias, protagonizadas por una personalidad singular, o por un grupo de ellas, vinculadas a las provincias de lo que hoy es Castilla y León, pero que tienen en común el haber protagonizado gestas memorables y ser prácticamente desconocidas. Historias que darían de sí para más de una película. «Otros, con menos méritos, montarían un parque temático con las glorias de su historia», explica Suárez de Vega.

El proyecto nació de la propia curiosidad de los autores, que se sorprendían mutuamente con cada descubrimiento, y tuvo su primera encarnación en forma de artículos para ABC de Castilla y León. Pero han crecido notablemente para la versión en libro en busca de una nueva oportunidad para dar a conocer historias apasionantes. Como éstas que resumimos a continuación.

1- Nicomedes García, el empresario de DYC y La Castellana

Casi nadie conoce el nombre del segoviano que fundó la destilería DYC, pese a que su whisky económico llegó a hacerle la competencia incluso a sus rivales escoceses, que tuvieron que admitirle en la Asociación de Destiladores del país. «Le tenían mucho miedo», bromea Fernando Conde. Pero aún menos se sabe que García fue un empresario de inquietud infatigable que creó también la fábrica de anís 'La castellana', amén de la agencia de publicidad Azar, que diseñó el mítico toro de Osborne. También impulsó una naviera y la empresa de autobuses Auto Res, además de crear en 1989, con su testamento, la fundación mejor dotada de la historia hasta ese momento, con 1.000 millones de pesetas.

2. Magdalena San Jerónimo y la reinserción penal

Es una de las protagonistas de un capítulo colectivo dedicado a La Galera Vallisoletana, una de las primeras cárceles de mujeres de España, cuna del penitenciarismo español desde el siglo XVI. No hay que olvidar que la pena privativa de libertad surge como un avance en sustitución de otros castigos más inhumanos. Y en Valladolid se elaboraron los primeros reglamentos penitenciarios que hablaban de reinserción y que son obra de nuestra protagonista. Las galeras femeninas ofrecían «rigor de trato y régimen conventual», según Magdalena San Jerónimo y son «una de las expresiones del sentimiento humanitario de la sociedad española, al menos desde el siglo XV, desde que la reina Isabel impone en su testamento la obligación de cuidar y tratar adecuadamente a los indígenas americanos», según Fernando Conde.

3. Sancho Velázquez de Cuéllar, impulsor del primer psiquiátrico

A este hombre desconocido, del que cuesta incluso encontrar referencias en internet, le cabe el honor de haber creado el primer hospital psiquiátrico de Valladolid, con cargo a su propio patrimonio, a finales del siglo XV. «Se basaba en la idea de que estas personas eran enfermas, no delincuentes peligrosos, algo que no se generalizaría en Europa hasta dos siglos después», explica Conde. Gracias a personas como Sancho Velázquez, Valladolid es de las pocas ciudades del mundo, si no la única, que ha contado con un centro para atender a los enfermos mentales de forma continuada durante cinco siglos. Otra de las facetas que avalan ese humanitarismo de la sociedad española que no siempre ha sido reconocido.

4. La guerrillera Catalina Martín López de Bustamante

En el libro tienen una importante presencia las mujeres, protagonistas de historias que han sido recuperadas por varias generaciones de historiadoras. Y entre ellas destaca la de Catalina Martín, quien, tras el estallido de la Guerra de Independencia, se lanzó al monte como guerrillera, junto a su tío Toribio Bustamente, administrador de Correos en Medina de Rioseco. Y con éxito, según parece, pues llegó a ser nombrada Oficial de Caballería. «La prensa decimonónica se hace eco de las hazañas de esta amazona», explica F. Javier Suárez. Pero no es la única 'guerrillera' del libro. Ahí está también Clara del Rey, de Villalón de Campos, heroína del Dos de Mayo y que tiene en Madrid un reconocimiento del que carece aquí.

5. Pedro Niño, prototipo del caballero con arrojo

Aunque tiene una calle en Valladolid, pocos conocen su historia. Fernando Conde no duda en calificarle como el perfecto arquetipo de la figura del ideal caballeresco. Con una vida que transcurre a caballo de los siglos XIV y XV, Niño fue un hombre de armas de gran arrojo, que lo mismo batallaba por tierra que por mar, donde realizó tareas de vigilancia de la piratería británica. Y llegó incluso a atacar, por su cuenta y riesgo, las costas de la isla, en la zona de Southampton. «Su vida daría para una película», opina Conde. Como otro personaje de su estirpe, el vallisoletano Francisco de Cuéllar, al que los católicos irlandeses rinden todavía hoy homenaje por haber sido su aliado en la lucha contra los protestantes.

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