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Guillermo Arribas, en el sofá situado a la entrada del hostel. /Rosa Blanco
EMPRESA

Un emprendedor vallisoletano abre el primer hostel de Segovia

El 80% de los turistas que se han alojado hasta ahora en Duermevela son extranjeros

PALOMA SERRANO

Lunes, 13 de agosto 2012, 17:04

En la emblemática calle de los Gascos, una vía tranquila y alejada del mundanal ruido pero próxima al Acueducto, se ubica el primer hostel que se ha abierto en Segovia. Se llama Duermevela, en referencia al ligero estado de vigilia que se produce justo antes de caer rendidos al sueño.

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Este apelativo resume la esencia del proyecto que ha puesto en marcha Guillermo Arribas. Un lugar para dormir y descansar, pero también despierto y abierto para crear grandes momentos con los viajeros que pasan por la ciudad. El objetivo es, además de ofrecer una cama al viajero, «mostrar desde otra perspectiva la ciudad».

El proyecto surgió hace un año, bajo el maltrecho paraguas de la situación laboral actual. Guillermo Arribas, publicista en paro, decidió entonces atender a su vocación, la de ser posadero, y comenzar a darle forma al sueño que desde siempre había tenido dormido en su interior. Duermevela cuenta con apenas tres semanas de vida y su propietario explica que ha tenido que trabajar muy duro para abrir el hostel en pleno verano.

«Hemos dado más vueltas porque no queríamos invertir mucho dinero y eso ha supuesto más trabajo». Apoyado por muchos amigos, Arribas ha pensado con esmero cada detalle de su proyecto. El mobiliario, gran parte encontrado en la calle, ha sido reciclado y restaurado con especial atención a los pequeños detalles.

La forma de financiación, como es lógico, ha sido otro de los puntos clave. «No quería pedir dinero prestado a los bancos, por una cuestión ética, por eso busqué otras formas de financiación». Finalmente, Iberaval, una sociedad financiera basada en la garantía recíproca, evaluó y aprobó el innovador proyecto de Guillermo ofreciéndole un préstamo sin intereses. Pero para el renovado publicista, la verdadera ayuda ha estado siempre a su lado, en «cada amigo que se ha pasado por el Duermevela a echar una mano».

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Frecuente en Europa

Natural de Valladolid, este emprendedor comenzó pronto a viajar. Llegó a Segovia para estudiar Publicidad y aquí encontró el lugar que deseaba para vivir. Ha estado en muchos países de Europa, donde el hostel es un tipo de alojamiento frecuente.

Para Guillermo, la idea de hostel que existe en España está relacionada con el albergue de montaña, «pero realmente es un albergue que está enfocado a satisfacer las necesidades del turista de ciudad», aclara el novel hostelero. «Desde aquí intentamos ofrecer al turista un camino diferente para conocer la ciudad. Recomendamos desde un lugar para comer cochinillo a un sitio para disfrutar de un bonito atardecer», explica.

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El hostel es una forma de hospedaje económica que presenta la particularidad de compartir habitación y zonas comunes de la casa. En Segovia, a pesar de la diversa oferta turística, todavía no existía este modelo de estancia que cubriera el perfil de viajero que busca alojamiento alternativo a la clásica habitación de hotel.

Habitación compartida

En Duermevela se puede encontrar una cama en habitación compartida con otros tres viajeros por 18,50 euros y por 38 euros una habitación doble. En estas tres semanas de verano, Guillermo ha recibido un variado surtido de peregrinos. «Mi primer cliente fue una señora de 70 años, catedrática de Matemáticas en la Universidad de Montreal y originaria de Bulgaria», recuerda el joven posadero.

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Según explica, el 80% de los clientes son extranjeros, pero no responden solo a un perfil juvenil. Turistas de todas las edades y nacionalidades han inaugurado este nuevo espacio, que tiene intención de acoger también a segovianos con diferentes propuestas culturales, una idea que todavía en el aire. A partir de septiembre, Guillermo tiene previsto abrir las puertas de 'su casa' a todos aquellos que quieran compartir los espacios comunes de esta cosmopolita estancia.

Con capacidad para albergar a una veintena de visitantes, la casa cuenta con cuatro salas comunes. Una sala de cine, el salón comedor, la cocina, una sala de juegos y un patio. El objetivo de Guillermo es que viajeros y lugareños interactúen, haciendo de la experiencia del viaje una práctica más cercana y verdadera. «El otro día un japonés y un californiano charlaban en la cocina, mientras que hoy unos amigos han quedado para organizar una tarde de juegos».

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