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OCIO

La fiesta medieval convierte a Ayllón en foco turístico de la provincia

La organización confiesa que esta edición ha costado un gran esfuerzo

PALOMA SERRANO

Domingo, 29 de julio 2012, 20:14

La villa de Ayllón vive estos nobles días de medievo, con la celebración de la decimosexta edición de Ayllón Medieval, una fiesta que recrea el estilo de vida feudal por calles y monumentos del pueblo. Trompeteros y tamborileros, acompañados del pregonero, anunciaban la apertura del mercado a primera hora del sábado. Más de cien puestos han invadido las calles principales que rodean la Plaza Mayor. El olor a queso, chorizo y cochinillo asado se mezcla con el característico olor a cuero, jabón y acero recién horneado.El escenario está ya preparado para viajar al pasado. La Asociación Amigos del Medievo de Ayllón lleva desde 1996 organizando una fiesta ambientada en la época medieval. Anterior a este festejo se realizaba una cena medieval en el Palacio Obispo Vellosillo, construcción de finales del siglo XVI. La idea fue cogiendo forma y volumen a lo largo de los años hasta ampliarse todo el fin de semana. Un año más, música, mercado y espectáculos de calle transforman la localidad en un refugio medieval capaz de transportar en el tiempo a sus visitantes. La asociación medieval lucha cada año por continuar con este festejo tan esperado por los vecinos de la villa, muchos ataviados con elegantes trajes de época. «Hemos pasado momentos difíciles, pero finalmente conseguimos sacar la fiesta adelante», dice Carlos Merino, presidente de la Asociación Medieval de Ayllón. El Ayuntamiento colabora cediendo espacios emblemáticos como la iglesia de San Miguel situada en la Plaza Mayor. Cuentan además, con una pequeña subvención de la Obra Social de Caja Segovia. Pero la asociación intenta conseguir fondos de forma directa mediante el puesto que la organización ha montado en el atrio de la Iglesia de San Miguel. En este espacio, el forastero, además de informarse, puede adquirir diversos productos conmemorativos como camisetas, cuadernos, marcapáginas o cedés de los grupos que participan en las jornadas de festejo. Otra forma de colaborar con la asociación y la fiesta es canjeando euros por maravedíes, moneda que se usaba entre los siglos XI y XIV en los fueros de Castilla. En la taberna de la organización medieval el maravedí es de uso obligatorio, mientras que en el resto del mercado el visitante puede elegir entre las dos formas de pago.Actividades durante todo el día mantienen la villa encendida hasta la caída del sol, momento en que las antorchas sustituyen la moderna luz eléctrica para iluminar con el fuego del medievo los conciertos de Garma, grupo cántabro de melodías tradicionales que repite su actuación tras el éxito de hace un par de años. Lurte, otra de las bandas invitadas, invade la Plaza Mayor de metal folk armada con instrumentos tradicionales aragoneses de viento como la gaita de boto, la dulzaina o chiflo acompañado de una potente percusión. Pero si algo hace de esta fiesta medieval un evento más auténtico son las representaciones teatrales. Capítulos de la vida y la historia de la ilustre villa se representan durante todos los fines de semana, de mayo a octubre, en varios rincones de la villa. Con el fin de mostrar Ayllón a los visitantes que por allí pasan, un grupo de actores organiza visitas teatralizadas de la mano de ilustres personajes. En el contexto de la fiesta medieval que se celebra este fin de semana, las visitas son parte de la programación. En la mañana del sábado, Catalina de Lancaster y Fernando de Antequera disputaban sobre la firma de paz con Portugal. Pero a esas horas nadie predecía que a lo largo del día alguien perdería la cabeza. Cerca de las siete de la tarde, don Álvaro de Luna, un noble castellano, era decapitado en la Plaza Mayor de Ayllón. Momentos antes, los jardines del río eran el escenario para el teatro de títeres de Magic Puppets. Un caballero y un malvado dragón protagonizaron durante 50 minutos una de las clásicas historias medievales donde la princesa es finalmente rescatada por un valiente caballero. En la orilla del pequeño río que bordea la villa medieval, una caballería en miniatura esperaba a niños y niñas. Tres ponis situados en la puerta de entrada daban la oportunidad de pasear a lomos del corcel a los pequeños que quisieran sentir la experiencia de ser un caballero medieval.

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